lunes, 29 de septiembre de 2008

Tlatelolco, día 71

El lunes 30 de septiembre el ejército salió de CU. Por instrucciones de García Barragán, el general Hernández Toledo entregó, media hora después del mediodía, los terrenos, edificios e instalaciones de CU a los funcionarios de la UNAM, el contador Ernesto Patiño, director general de Administración, y a Octavio Roca Marín, director del Patrimonio Universitario. Después de haber elaborado un inventario general y el acta de entrega de las instalaciones, los militares desalojaron el campus. A las cuatro de la tarde, el CNH estaba “formando guardias y convocando a una conferencia de prensa en la Facultad de Ciencias”, que se convirtió “en un acto multitudinario”. Acudieron, por primera vez, “corresponsales extranjeros”.
El CNH declaró: “La devolución de las instalaciones y planteles de CU a la UNAM se debió a la presión ejercida por el pueblo y no a una solicitud expresa de las autoridades universitarias. Éstas nunca pidieron la intervención del ejército; por tanto, pretender que las mismas solicitaran la salida de la fuerza armada implicaba una nueva humillación a la máxima casa de estudios. Las instalaciones y equipos, así como los vehículos, que quedaron en CU durante la ocupación militar, fueron objeto de robos y destrozos de los cuales es responsable el ejército. Ya se levanta un inventario de los daños y pérdidas producidos y se invita a los periodistas a comprobar personalmente los destrozos sufridos en las bibliotecas y equipos de laboratorio”.
Según el inventario realizado por la UNAM, los daños por destrozos, pérdidas y robos sufridos en por lo menos 37 facultades, escuelas, dependencias, preparatorias e instalaciones en general, a consecuencia de la ocupación militar en la Universidad, ascendían a dos millones 517 mil 730 pesos con 45 centavos.
Entre lo saqueado por la tropa había instrumental de investigación y aparatos costosos, totalmente inútiles para los soldados. Muchos de estos aparatos se vendieron en Tepito por una bicoca en esos días.
El CNH denunció a las autoridades policiacas de ser las autoras de las cartas recibidas por estudiantes que fueron encarcelados, en las que aparece dibujada una cruz con tinta roja, lo cual evidentemente tiene el propósito de intimidarlos. Protestó por la indiferencia del gobierno ante los actos terroristas llevados a cabo por hombres con armas de alto poder contra varios planteles del Poli y de la UNAM. Se anunció la celebración de dos mítines en CU el 1 de octubre (uno al mediodía y otro a las cinco de la tarde), para exigir la salida de las fuerzas públicas de las instalaciones del Politécnico. También se comunicó que el 2 de octubre se celebraría una manifestación en Tlatelolco, que tendrá la misma finalidad que los mítines en CU.
Se realizó una manifestación de mujeres. La marcha salió a las once y media de la mañana del Monumento a la Madre y culminó con un mitin frente a la Cámara de Diputados. En el mitin hablaron varias mujeres y algunos jóvenes. Las mujeres protestaron “por la persecución de que han sido objeto los jóvenes y pueblo en general y los actos de terrorismo que se han realizado contra escuelas superiores y otras instalaciones”; demandaron la derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal Federal y exigieron la “libertad de Demetrio Vallejo, Valentín Campa, José Trujillo y otros”, a quienes señalaban “como defensores de la clase trabajadora”. En el curso del mitin se requirió, por medio de magnavoces, “la presencia de los diputados para entregarles dos documentos suscritos por la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas. En uno de ellos se solicita la amnistía general para todos los presos políticos, y en el segundo, dirigido al presidente de la República y a los representantes de los poderes Judicial y Legislativo, se pide el restablecimiento inmediato del orden y la tranquilidad con base en el respeto irrestricto de todas las garantías constitucionales; que se ponga fin a las detenciones en masa y consignaciones ilegales de que están siendo víctimas cientos de ciudadanos; que se ponga en libertad a todos los presos políticos que hay en el país y la salida de las tropas de los centros de cultura”.
Cerca de las ocho y media de la noche, estudiantes de la UNAM y del Poli intentaron celebrar un mitin frente al Hemiciclo a Juárez. Un destacamento de granaderos se posesionó del lugar, disolvió la reunión y detuvo a varios estudiantes. Se ignora el número de detenidos.
En el auditorio de la Facultad de Ciencias, Gilberto Guevara Niebla, como vocero del CNH, negó en conferencia de prensa, que el estudiantado haya cometido actos de terrorismo.
Estudiantes universitarios, politécnicos, chapingueros y de otros centros de enseñanza, constituyeron un “Comité Estudiantil de Recepción –integrado por 24 miembros– para colaborar con el Comité Organizador de las Olimpiadas en la recepción de las delegaciones de los atletas”. El representante de ese comité declaró que esta iniciativa “pone de manifiesto que los estudiantes no se oponen a la realización de los Juegos Olímpicos y que, por el contrario, les anima el deseo de ayudar en el mejor desarrollo del evento”.

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