lunes, 29 de septiembre de 2008

Tlatelolco, día 63

El domingo 22 de septiembre a las dos de la mañana llegaron a la zona de Tlatelolco 500 soldados del 43 Batallón de Infantería y nueve unidades blindadas, al mando del coronel Javier Vásquez Falacia, con la orden de apoyar a la policía para someter a los estudiantes. Cientos de jóvenes fueron detenidos.
El redactor del documento de inteligencia militar estadunidense comentó: “El coronel Vásquez es el comandante del 43 Batallón de Infantería, con cuartel en Toluca, estado de México (parte de la 22 Zona Militar). Esto marcó la primera participación conocida de soldados de fuera del área inmediata de la ciudad de México y da una indicación de la creciente seriedad de la situación...”
Desde temprano, los agentes del Ministerio Público Federal y del fuero común, en los separos de la Procuraduría del Distrito y de la Jefatura de Policía, iniciaron los interrogatorios a 576 personas detenidas durante el zafarrancho de Tlatelolco. Se estimaba que otras 300 personas habían sido detenidas.
A las once de la mañana el ejército se retiró de la Voca 7. Una hora después, un grupo de estudiantes realizó un mitin en la Plaza de las Tres Culturas.
Mientras tanto, los estudiantes de Zacatenco organizaron la resistencia contra los granaderos y sacaron los mimeógrafos y el papel que tenían en las escuelas superiores y vocacionales.
Grupos de policías vestidos de civil ametrallaron los edificios de las preparatorias 4, 7 y 9, así como el de El Colegio de México.
Circuló una carta de protesta firmada por más de 180 periodistas, dirigida a Díaz Ordaz, al Congreso y a la Suprema Corte, en la que se asentaba: “Los que suscribimos, reporteros y redactores de los diarios de la capital (...) solicitamos:
“1. El restablecimiento del orden constitucional.
“2. El respeto absoluto a las garantías individuales, traducido en:
“a) Retiro de las tropas que ocupan Ciudad Universitaria y los planteles del Instituto Politécnico Nacional y su retorno a los sitios y funciones que señala la Constitución General de la República.
“b) Cese de los actos de represión.
“c) Respeto al derecho de reunión, asociación y expresión.
“3) Que cese la campaña de desprestigio que se ha desatado en contra de la UNAM y la elevada investidura de su rector”.
Al final señalaban: “Tenemos la convicción de que es inaplazable se profundice con serenidad en las causas que han originado el conflicto y se busque sinceramente solución política...”
En la ciudad de Oaxaca, el comandante de la 27 zona militar, general J. de Jesús Mireles Cruz, manifestó en un comunicado de prensa que “el ejército no permitirá más manifestaciones estudiantiles en esta ciudad”. Se informó que un enviado del CNH fue detenido por la policía cuando tenía una junta con los estudiantes del Tecnológico de Oaxaca.
El rector de la Universidad de Yucatán encabezó una manifestación silenciosa en protesta por la represión policiaca y contra la ocupación militar de la UNAM; se calculó la asistencia de alrededor de diez mil personas, entre estudiantes, directores de facultades y maestros.
Los estudiantes de la Universidad de Nuevo León, en apoyo de los de la ciudad de México, tomaron la Rectoría de las diez de la mañana a las ocho de la noche, y luego la devolvieron pacíficamente. Las facultades de Medicina, Ciencias Físico-Matemáticas, Arquitectura y Agronomía de la Universidad de Nuevo León seguían en paro; la Facultad de Ingeniería anunció la realización de un paro de 24 horas. Los estudiantes recorrieron la ciudad de Monterrey para informar de los últimos acontecimientos en la capital de la República y pedir a los regiomontanos apoyo al movimiento estudiantil. El Sindicato de Trabajadores de la Universidad de Nuevo León acordó en asamblea general protestar por la intervención militar en CU y exigir el inmediato retiro del ejército, la libertad de los detenidos y el establecimiento de las condiciones para el diálogo; también se solidarizaron con la petición de derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal.
La Federación Estudiantil de la Universidad Autónoma de Baja California, que aglutinaba a cuatro mil estudiantes de las escuelas profesionales y preparatorias, anunció que iniciaría, el día siguiente, la huelga general en apoyo a las demandas de los estudiantes universitarios del DF, y que se harían mítines para dar a conocer al pueblo bajacaliforniano la situación del movimiento.
Después de una reunión entre líderes estudiantiles y directores de facultades y preparatorias de la Universidad Autónoma de Morelos, se decidió continuar con la huelga e intensificar los actos de protesta. “Las brigadas estudiantiles recorren las colonias de la ciudad y pueblos vecinos en busca de apoyo a las demandas de los estudiantes de la UNAM y del Politécnico”.
Siete escuelas de la Universidad de Chihuahua seguían en huelga en solidaridad con los estudiantes de la capital de la República.
Los alumnos de la Escuela Normal Rural de Tamatán, Tamaulipas, acordaron ir a la huelga el día siguiente, en apoyo a los estudiantes de la UNAM. En cambio, los alumnos de las escuelas y facultades de la Universidad Autónoma de Tamaulipas “dieron su apoyo a la política presidencial”.

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