lunes, 29 de septiembre de 2008

Tlatelolco, día 39

En la madrugada del jueves 29 de agosto de 1968, alrededor de las cuatro de la mañana, unos sesenta enmascarados dispararon durante diez minutos contra el edificio de la Voca 7, con ametralladoras, carabinas M1 y pistolas. Dos estudiantes fueron heridos y luego, atendidos en la Escuela Superior de Medicina del Poli. El Comité de Lucha de la Voca 7 manifestó que la táctica de agresión utilizada por los asaltantes corresponde a la de un cuerpo especializado.
Y, en efecto, años después, en las revelaciones póstumas de Marcelino García Barragán, éste dice que los terroristas que ametrallaron la Voca 7 “eran oficiales del Estado Mayor Presidencial que recibieron entrenamiento para este tipo de actos, concebidos y ordenados por el entonces jefe del Estado Mayor Presidencial”, el general Luis Gutiérrez Oropeza.
Los vecinos de Tlatelolco acordaron con los estudiantes agredidos realizar un mitin a las tres de la tarde en la Plaza de las Tres Culturas. A los pocos minutos de iniciado el mitin, soldados y granaderos llegaron a la plaza y exigieron la disolución del acto, ocuparon Voca 7 y dejan 26 tanques y 13 camiones del ejército frente a esta escuela.
No sólo eso: el ejército vigila las zonas aledañas a CU y a Zacatenco y patrulla las calles del centro de la ciudad.
Varios grupos de brigadistas fueron aprehendidos y puestos a disposición de la Procu del DF. Todos ellos fueron detenidos en centros laborales, cuando exhortaban a los obreros a solidarizarse con el movimiento. Sólo en la armadora Auto-Mex fueron aprehendidos 25 estudiantes, ocho en la terminal postal de Pantaco y otros tantos en los Laboratorios Abbot y la empacadora Clemente-Jacques.
Por la tarde de este jueves, la Coalición de Profesores y el CNH dieron una conferencia de prensa, donde el CNH manifestó su disposición al diálogo y solicitó a la autoridad retirar a las fuerzas militares y policiacas de las calles de la ciudad para que, “en un ambiente de paz y sin temores, pueda efectuarse el diálogo público entre estudiantes y gobierno”. Exhortó a los estudiantes y al pueblo a no enfrentarse a soldados y policías.
El CNH también hizo varias aclaraciones en relación con los hechos del 27 de agosto. Afirmó que: 1) no ordenó pintar los muros del Palacio Nacional; 2) la bandera rojinegra fue izada contra su voluntad por un grupo de estudiantes y que fue bajada por el CNH una vez que terminó el mitin. Una bandera diferente fue izada después de que los estudiantes fueron desalojados por el ejército; 3) el repique de las campanas de la Catedral se hizo con el consentimiento del sacerdote Jesús Pérez, a quien solicitaron permiso e incluso éste indicó a los estudiantes donde estaban las escaleras para que subieran a tocar las campanas y después el sacerdote encendió las luces del templo a petición de los estudiantes.
Además, el CNH dio a conocer los nombres de 34 estudiantes y otras personas que fueron heridos en los pasados tres días por las agresiones de militares y policías. También denunció la detención de una brigada de información formada por 23 estudiantes, que realizaba un mitin cerca de la refinería de Azcapotzalco, quienes fueron aprehendidos por el ejército y conducidos en un convoy al Campo Militar Número 1.
Por otra parte, fueron consignados al juzgado 12 de la Cuarta Corte Penal, once chavos que habían secuestrado un autobús de la línea México- Tlalpan, acusados de los delitos de robo, secuestro, amenazas, injurias contra funcionarios públicos y resistencia a particulares.
Para terminar el día, la Voca 7 y la Prevoca 4 fueron objeto de nuevos atentados. Por la noche, unos 200 tipos vestidos de civil y armados con pistolas, macanas, garrotes, cadenas y mangueras, llegaron a la Voca 7 a bordo de automóviles, camiones de redilas y camionetas tipo pánel. Entraron por las partes lateral y trasera de la escuela, agredieron a los estudiantes que estaban dentro del edificio, rompieron vidrios y quemaron carteles alusivos al movimiento y todo lo que encontraron. Golpearon a unas 60 personas, estudiantes y transeúntes que estaban frente al edificio. Mientras unos agresores siguieron con el ataque, otros se encargaron de llevar a los lesionados a los camiones de redilas. Luego irrumpieron con violencia en las plantas bajas de los multifamiliares de Tlatelolco. Los vecinos pidieron inútilmente el auxilio de las patrullas de granaderos que estaban cerca del lugar. Los solicitantes dicen que “los uniformados se negaron a detener a los provocadores, aduciendo que ellos solamente podían intervenir si se los ordenaba la superioridad”. Ante la indiferencia de los policías, los habitantes (siempre bravos) de Tlatelolco decidieron lanzar desde los balcones cubetas de agua hirviendo, macetas y otros objetos contra los agresores. Estos se fueron hacia la Prevoca 4, donde destrozaron vidrios de puertas y ventanas. Luego desaparecieron.
La Coalición de Profesores envió un documento a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, en el que denuncian al regente, al secretario de Gobernación, al secretario de la Defensa, al procurador del DF y al procurador general de la República, por haber ordenado el uso de la fuerza contra los estudiantes, del 23 al 30 de julio. En el documento se señala que con las acciones de los funcionarios se violaron los artículos 1, 6, 7, 9, 14, 16, 29, 129 y 89 (fracción VI) de la Constitución. Al final del escrito se demandaba que la Cámara de Diputados investigara los hechos denunciados y se dictaminara sobre la responsabilidad de los funcionarios, a fin de que el Gran Jurado de Sentencia de la Cámara de Senadores dictara las sanciones que corresponden a los acusados, de acuerdo con la Ley de Responsabilidades de Funcionarios y Empleados de la Federación, del Distrito y Territorios Federales.
La Unidad de Universitarios del Partido Popular Socialista (PPS) expresó su repudio a “las tácticas que algunas autoridades y los grupos de derecha quieren emplear para ‘solucionar’ el problema planteado por los estudiantes: a) enfrentar el chovinismo ciego a los estudiantes. No otra cosa revela la calumnia de que se violentó a la enseña nacional y el mitin de desagravio; y b) enfrentar el clericalismo a los estudiantes. No otra cosa señala la calumnia en el sentido de que se profanó el altar mayor de Catedral”.
La sección 37 del Sindicato de Trabajadores Petroleros de México inició un paro en apoyo al movimiento estudiantil.
Muestras de solidaridad: cinco escuelas de la Universidad de Puebla y la Escuela Vocacional de Enseñanza Especial decretaron un paro de diez días en apoyo al movimiento estudiantil.

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