domingo, 28 de septiembre de 2008

Tlatelolco, día 8

El lunes 29 de julio, la PGR asume la paranoia de la conjura comunista: declara en un boletín de prensa: “Los líderes del Partido Comunista y de la CNED, el viernes 26 de julio, tuvieron una reunión en las oficinas del PC, en Mérida 186, en la que acordaron protestar contra la Jefatura de Policía y enviar grupos de choque al acto que realizarían los alumnos del Politécnico, con el objeto de provocar desórdenes para que se viera obligada a intervenir la policía y agravar el problema entre ella y los estudiantes del IPN”.
Ese mismo día, la FNET, en algo que sólo puede interpretarse como un intento desesperado por ganarse la simpatía de los alumnos politécnicos, redacta un pliego petitorio que, curiosamente, sería enarbolado por el movimiento estudiantil durante los meses siguientes:
1. Desaparición del cuerpo de granaderos.
2. Renuncia de Luis Cueto Ramírez, Raúl Mendiolea Cerecero y del coronel Frías (jefe y subjefe de la policía y jefe de los granaderos).
3. Nombramiento de las personas que sustituyen a éstas con las características idóneas.
4. Indemnización, si el caso lo requiere, a los deudos de los estudiantes muertos en los hechos del 26-29 de julio, así como atención médica, hospitalización y gastos de curación para los estudiantes lesionados.
5. Garantías para el estudiantado.
6. Desaparición del artículo 145 del Código Penal.
En la mañana de este lunes, chavos de la voca 5 secuestran a dos policías con la intención de cambiarlos por los estudiantes detenidos. Los ánimos de los politécnicos se exacerban cuando un autobús de la línea Estrella Roja atropella a un alumno de la Preparatoria 4 (aparentemente se trató de un accidente). Los estudiantes secuestran este vehículo y otros dos, a bordo de los cuales se dirigen a las prepas 1 y 2.
Antes de las once de la mañana, los estudiantes de la voca 7 secuestran camiones y bloquean las principales avenidas en el área de Nonoalco-Tlatelolco. Los alumnos de las vocas 2 y 5 se apoderan de camiones y detienen el tránsito en Bucareli y General Prim; se apoderan de la Ciudadela y de la Glorieta del Reloj Chino (a un lado de la Secretaría de Gobernación), la cual cercan con diez autobuses. Los alumnos de la prepa 7 bloquean la calzada de la Viga. Cerca del mediodía, otros estudiantes con varios camiones cortan la circulación de Fray Servando Teresa de Mier.
Poco después de las siete de la noche, varios grupos de estudiantes se reúnen en el Zócalo. Los granaderos los dispersan y provocan el reinicio de los choques violentos en las calles del Centro Histórico.
Algunos estudiantes se refugian en los edificios de las prepas 1 y 3 (en San Ildefonso) y 2; colocan los autobuses secuestrados en las esquinas que dan acceso a las preparatorias y, dentro de las instalaciones escolares, arman trincheras y barricadas con troncos, pupitres, escritorios, alambres de púas. Otros chavos se refugian en la voca 7 (en Tlatelolco), en la Escuela Superior de Economía del Poli (en el Casco de Santo Tomás) y en la voca 5 (en la Ciudadela). Alrededor de todos estos planteles, los estudiantes arman barricadas con los camiones secuestrados. En las paredes aparecen las primeras pintas de lo que más tarde se conocería como “la gráfica (grafitera) del 68”: “¡A las barricadas!”, “¡Basta ya de pisotear nuestros derechos con bestiales agresiones!”
Un reportero de La Voz de México burla las barricadas y entrevista a varios estudiantes. Uno le dice: “Ya estamos hartos de que la policía nos ataque brutalmente y nos masacre. Esta vez vamos a tomar medidas para repeler la agresión. Sabemos que cuando menos cinco estudiantes resultaron muertos por granaderos y agentes secretos la noche del 26 de julio. Además hay decenas de heridos y detenidos”. Otro, de la voca 5, comenta “que ya no están dispuestos a salir a las calles con las manos vacías y van a repeler cualquier agresión”, pues el gobierno “siempre ha contestado con golpes las peticiones del estudiantado, al que se debe escuchar y no agredir”.
Cerca de las nueve de la noche llegan a las zonas cercadas por los estudiantes las policías del DF, de la DFS, del Servicio Secreto y los granaderos; atacan con gases lacrimógenos y a macanazos a los chavos, que responden con piedras y bombas molotov (que aparecen por primera vez en el movimiento) y queman los autobuses que les sirven de barricadas. Los zafarranchos se prolongan durante toda la noche y la madrugada del martes.
Tradicionalmente se habla del movimiento estudiantil de 1968 como de un fenómeno capitalino. Pero no fue así. Los estudiantes de todo el país participaron, así sea sólo como apoyo solidario en algunos casos.
Este mismo lunes 29 de julio, estudiantes de Villahermosa, Tabasco, llevaron a cabo una manifestación en apoyo a los estudiantes capitalinos; la policía disolvió la marcha a punta de gas lacrimógeno y hubo muchos golpeados y detenidos.

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