En conferencia de prensa, el director de Información de la Secretaría de Gobernación, Enrique Ábrego, reitera la invitación a discutir con los estudiantes.
El Sindicato Mexicano de Electricistas dice: “Estamos de acuerdo con los estudiantes cuando rechazan cualquier infiltración extraña (sea cual sea su tendencia), como en el caso de la CIA, que trata de crear el mito de que México está saturado de comunistas”, y manifiesta la necesidad urgente de “que autoridades y auténticos estudiantes, sin intransigencia, inicien las pláticas.”
Se publican en la prensa declaraciones y desplegados de organizaciones de ultraderecha, calificando al movimiento estudiantil de ser parte de una conjura comunista. El presidente del MURO, Manuel Alonso Aguerrebere, declara que esa organización realizará una cruzada patriótica en la ciudad, para denunciar la política comunista y para hacer ver el peligro que ésta representa no sólo en el país, sino en el mundo.
El Frente Renovador Universitario (FRU) denuncia la presencia de agitadores en el movimiento estudiantil.
La Juventud Mexicana Anticomunista declara: “El castrocomunismo organizado desde las células secretas del Partido Comunista está conduciendo al movimiento estudiantil hacia sus nefastos fines”.
En el debate público que organiza la Tribuna Nacional de la Juventud, los oradores coinciden en que “el movimiento no es procomunista ni anticomunista, sino que tiene el fin de hacer valer los derechos que la Constitución de la República otorga al pueblo”.
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