Había reporteros ahí, quienes informaron: “A las 22:30, el ejército ocupaba ya la explanada, el paseo de las facultades y la totalidad de las escuelas”. Los soldados desalojaron a estudiantes, padres de familia –que celebraban una asamblea en la Escuela de Economía–, maestros, funcionarios y empleados universitarios. Todos fueron llevados en vehículos militares a la explanada de la Rectoría. Los detenidos fueron obligados a colocar las manos detrás de la cabeza; a la mayoría de ellos se les ordenó tirarse pecho a tierra. Los soldados, fusil en mano y bayoneta calada, se mantenían vigilantes. La operación se llevó a cabo sin que “ninguna de las personas que se encontraban en el interior de la CU presentara resistencia”.
Al diez para las once de la noche, cinco soldados comenzaron a arriar la bandera que estaba “a media asta desde que el rector la colocó en ese sitio el pasado 29 de julio”; los detenidos se pusieron de pie, cantaron el himno y vitorearon a México y a la Universidad. Al terminar de arriar la bandera, los soldados ordenaron a los detenidos que se tendieran de nuevo en el suelo. Los soldados mostraron “a los periodistas una caja con botellas vacías de refresco con estopa en el pico, que se supone eran bombas molotov. Los periodistas no vieron ningún otro tipo de armas durante su permanencia en el recinto universitario”.
A la medianoche le ordenaron a reporteros y fotógrafos irse de la Ciudad Universitaria. Al retirarse, vieron que la UNAM estaba rodeada de soldados y, atrás de ellos, padres de familia y parientes de estudiantes y maestros, que rondaban preguntando por el paradero de éstos.
Se calcula que detuvieron a entre 600 y 700 personas. Se evalúa la participación de 10 mil soldados en la ocupación de la Ciudad Universitaria. En las instrucciones de Marcelino García Barragán se indica que el destacamento militar, denominado Restauración, formado por seis agrupamientos bajo el mando del general Crisóforo Mazón Pineda, tenía como misión ocupar la Ciudad Universitaria y capturar “a los agitadores del Comité de Huelga, que han estado tratando de subvertir el orden constitucional, poniéndolos a disposición de las autoridades civiles competentes”.
Los agrupamientos militares estaban compuestos por unidades del Batallón de Fusileros y Paracaidistas, del Batallón de Infantería, del Batallón Olimpia y secciones del Batallón de la Policía Militar. Gilberto Guevara comenta que la ocupación de Ciudad Universitaria “consistió en una operación doble; la primera acción pretendía tender un cerco desde Radio Universidad a Copilco, pero en realidad fue incompleto, porque presentó muchas dificultades cercar la zona pedregosa, donde lograron escapar muchos maestros y estudiantes; la segunda parte de la operación fue un cerco en la Facultad de Medicina, donde se reuniría el CNH, pero ocurrió que, como siempre, a todos se nos hizo tarde; la impuntualidad de sus miembros fue lo que, a la postre, ayudó para que no se capturara al CNH”.
En varios reportes militares se comunicaba a García Barragán sobre el estado en que estaban los edificios de Ciudad Universitaria, ocupados por las distintas unidades, así como del contenido de la propaganda del movimiento estudiantil encontrada. Las unidades militares que reportaron fueron las siguientes: la comandancia del 40 Batallón de Infantería informó sobre las condiciones del edificio de Rectoría, de la estatua cubierta de Miguel Alemán, la planta de la subestación eléctrica, la explanada posterior de la Rectoría y la cafetería del edificio de la Biblioteca. También reporta el número de personas detenidas: “En la propia noche del día 18 de septiembre fueron entregados a la Policía Judicial 326 personas del sexo masculino y femenino, encontradas en la Zona de Acción de esta Unidad, habiéndose recogido una Pistola Marca RUBY Calibre 38 y otra de Gas en forma de pluma fuente, cintas grabadas, fotografías y cámaras fotográficas, lámparas de alumbrado para el mismo fin, vales que amparan cantidades diferentes de dinero entregadas por el Comité de Huelga, todo lo cual y como ya se dijo en presencia de las personas detenidas fueron entregadas a la Policía Judicial”. La comandancia del segundo escuadrón Blindado informó que, como parte del agrupamiento al mando del general Hernández Toledo, se le asignó “desalojar y ocupar los Edificios de la Facultad de Medicina y el Auditorio, los cuales presentaban en todas sus partes propaganda subversiva en contra del Gobierno, chistes en contra de las autoridades (Policía y Ejército) y retratos de Che Guevara, Mao y Castro Ruz”. La comandancia del tercer Batallón de Infantería informa de la ocupación de los edificios que se encuentran en la parte posterior de la Facultad de Economía, “en los cuales se encontró una cantidad considerable de propaganda subversiva, tirada en los mimeógrafos de la misma Dirección” de Ciencias Físico-Matemáticas. La comandancia del 44 Batallón de Infantería informa de la ocupación de los siguientes edificios: Facultad de Ingeniería, División de Estudios Superiores, Centro Médico, Alberca y Campo Deportivo, Radio Universidad, Cubículos de Profesores y Jefatura del Departamento de Profesores, Imprenta, Departamento de Intendencia y Planta de Luz, la cafetería y el auditorio de la facultad de Ingeniería. El capitán primero de Infantería Jorge Tello Rangel, comandante de la primera Compañía, informó de la ocupación de los edificios de la Facultad de Economía, de la Dirección de la Facultad de Ciencias y de la Facultad de Comercio. El capitán segundo de infantería de la segunda Compañía informó de la ocupación de la Facultad de Jurisprudencia. El capitán segundo de infantería de la tercera Compañía, Jorge Bolaños González, informó de la Central Telefónica, del taller H de Arquitectura. El capitán primero de infantería Roberto López Márquez, comandante de la Compañía de Armas de Apoyo, informó de la ocupación del edificio de la Facultad de Filosofía y Letras donde, reportaba, se “encontró gran cantidad de propaganda antigobiernista y comunista pegada o pintada en puertas, ventanas, muros, paredes, escaleras y piso, con las siguientes leyendas: Lucha hasta morir, Volveré y seré millones, Che Guevara, Únete a la lucha, Ahora el fusil, Marx, Si la victoria ya está cerca”.
La Secretaría de Gobernación emitió un comunicado de prensa a las diez y media de la noche, explicando la decisión de intervenir la UNAM: “Es del dominio público que varios locales escolares (...) habían sido ocupados y usados ilegalmente, desde fines de julio último, por distintas personas, estudiantes o no, para actividades ajenas a los fines académicos (...) Las autoridades universitarias carecen de los medios materiales necesarios para restablecer el orden dentro de sus respectivos planteles y poder ejercer el derecho de regirlos sin interferencias ajenas y con plena autonomía (...) Por lo tanto, hubo necesidad de hacer uso de la fuerza pública para desalojar de los edificios universitarios a las personas que no tenían derecho a permanecer en ellos (...) así como para restablecer la autoridad interna y salvaguardar la autonomía universitaria”.
El rector Barros Sierra estaba en su casa cuando ocurrió la ocupación de la CU. Desde ahí citó a diferentes funcionarios universitarios, con quienes tuvo un cambio de impresiones la madrugada del día siguiente.
Mientras el ejército invadía, CU, de acuerdo con el informe de la Femospp, “Unidades del Ejército avanzan hacia la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo con órdenes de ocuparla. El comando se detiene en las inmediaciones de la escuela. Después de varias horas de pláticas con el secretario de Agricultura y Ganadería y el director del plantel, los estudiantes acuerdan abandonar la escuela y que la guardia forestal tome el resguardo del plantel con el fin de impedir la entrada del Ejército”.
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