Había granaderos apostados en las cercanías (¿por qué?), pero no hicieron nada más que atestiguar la agresión.
Al acabar su ataque, los politécnicos deciden volver a sus escuelas, ante la actitud amenazante, ahora sí, de los granaderos.
Los uniformados se retiran, pero regresan minutos después con refuerzos del 19 Batallón de Granaderos, mandado por el capitán Manuel Robles, y 25 agentes de los servicios especiales de la Jefatura de Policía, comandados por el mayor Celso Peña Zúñiga.
Y entonces empieza la faena: los policías y granaderos golpean a los estudiantes politécnicos y les lanzan gas lacrimógeno.
Los politécnicos responden a la agresión con piedras. La gresca se extiende: los granaderos persiguen a los estudiantes por Bucareli, Versalles, Tres Guerras, Abraham González y Lucerna, de las colonias Juárez y Centro.
Luego de varias horas de enfrentamientos, los chavos del Poli se refugian en la Vocacional 5. Una sección del Cuerpo de Granaderos entra al plantel, donde golpea por igual a alumnos, profesores y empleados que trataban de impedirles el paso.
Además de los estudiantes y los granaderos, en estos hechos participaron varios porros y pandilleros. Raúl Álvarez Garín documentó la participación del porro universitario Sergio Romero Ramírez, El Fish, que azuzaba a los universitarios al enfrentamiento. Por el lado del IPN fue Santiago Alfonso Torres Saavedra, El Johnny, quien incitaba a los estudiantes de la Vocacional 2 para que atacaran las instalaciones de la Isaac Ochoterena. El Johnny, de acuerdo con Álvarez Garín, estaba a sueldo del director de la Vocacional 2, el ingeniero Alberto Camberos López.
Por el lado de las pandillas participaron Los Ciudadelos y Los Arañas, quienes tenían asolada la zona de la Ciudadela. Existen reportes de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) en los que ambas pandillas habían protagonizado un enfrentamiento similar contra la Ochoterena en mayo del mismo año. Posteriormente aparecieron sus nexos con funcionarios y militantes priistas en 1970.
La provocación de los granaderos, la participación de dirigentes porros –que no eran simples golpeadores– en el conflicto y la participación de pandillas que tenían nexos con políticos del sistema, hacen sospechar que este conflicto, en principio intrascendente, fue alentado por algún interés inconfesable para caldear el ambiente artificialmente.
La comunidad politécnica respondió organizando paros en diversas escuelas y difundiendo la represión de que habían sido víctimas. Alumnos y profesores de la Vocacional 5, en protesta por la violencia y el allanamiento de su escuela por los granaderos, deciden realizar un paro de 24 horas (que se alargaría hasta cumplir 72).
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