lunes, 29 de septiembre de 2008

Tlatelolco, día 72

El martes 1 de octubre se reanudaron las labores de investigación, administración y, parcialmente, las de difusión cultural en la UNAM.
El CNH interpretó como un paso positivo el que se le haya abierto un camino oficial para el análisis de sus propuestas en la víspera del 2 de octubre. Erróneamente interpretó que el Estado estaba dispuesto a negociar y, para evitar una provocación, canceló su marcha programada de Tlatelolco al Casco de Santo Tomás para no dar motivo alguno a la represión, aunque mantuvo la decisión de continuar la huelga y celebrar el mitin en Tlatelolco.

Tlatelolco, día 71

El lunes 30 de septiembre el ejército salió de CU. Por instrucciones de García Barragán, el general Hernández Toledo entregó, media hora después del mediodía, los terrenos, edificios e instalaciones de CU a los funcionarios de la UNAM, el contador Ernesto Patiño, director general de Administración, y a Octavio Roca Marín, director del Patrimonio Universitario. Después de haber elaborado un inventario general y el acta de entrega de las instalaciones, los militares desalojaron el campus. A las cuatro de la tarde, el CNH estaba “formando guardias y convocando a una conferencia de prensa en la Facultad de Ciencias”, que se convirtió “en un acto multitudinario”. Acudieron, por primera vez, “corresponsales extranjeros”.
El CNH declaró: “La devolución de las instalaciones y planteles de CU a la UNAM se debió a la presión ejercida por el pueblo y no a una solicitud expresa de las autoridades universitarias. Éstas nunca pidieron la intervención del ejército; por tanto, pretender que las mismas solicitaran la salida de la fuerza armada implicaba una nueva humillación a la máxima casa de estudios. Las instalaciones y equipos, así como los vehículos, que quedaron en CU durante la ocupación militar, fueron objeto de robos y destrozos de los cuales es responsable el ejército. Ya se levanta un inventario de los daños y pérdidas producidos y se invita a los periodistas a comprobar personalmente los destrozos sufridos en las bibliotecas y equipos de laboratorio”.
Según el inventario realizado por la UNAM, los daños por destrozos, pérdidas y robos sufridos en por lo menos 37 facultades, escuelas, dependencias, preparatorias e instalaciones en general, a consecuencia de la ocupación militar en la Universidad, ascendían a dos millones 517 mil 730 pesos con 45 centavos.
Entre lo saqueado por la tropa había instrumental de investigación y aparatos costosos, totalmente inútiles para los soldados. Muchos de estos aparatos se vendieron en Tepito por una bicoca en esos días.
El CNH denunció a las autoridades policiacas de ser las autoras de las cartas recibidas por estudiantes que fueron encarcelados, en las que aparece dibujada una cruz con tinta roja, lo cual evidentemente tiene el propósito de intimidarlos. Protestó por la indiferencia del gobierno ante los actos terroristas llevados a cabo por hombres con armas de alto poder contra varios planteles del Poli y de la UNAM. Se anunció la celebración de dos mítines en CU el 1 de octubre (uno al mediodía y otro a las cinco de la tarde), para exigir la salida de las fuerzas públicas de las instalaciones del Politécnico. También se comunicó que el 2 de octubre se celebraría una manifestación en Tlatelolco, que tendrá la misma finalidad que los mítines en CU.
Se realizó una manifestación de mujeres. La marcha salió a las once y media de la mañana del Monumento a la Madre y culminó con un mitin frente a la Cámara de Diputados. En el mitin hablaron varias mujeres y algunos jóvenes. Las mujeres protestaron “por la persecución de que han sido objeto los jóvenes y pueblo en general y los actos de terrorismo que se han realizado contra escuelas superiores y otras instalaciones”; demandaron la derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal Federal y exigieron la “libertad de Demetrio Vallejo, Valentín Campa, José Trujillo y otros”, a quienes señalaban “como defensores de la clase trabajadora”. En el curso del mitin se requirió, por medio de magnavoces, “la presencia de los diputados para entregarles dos documentos suscritos por la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas. En uno de ellos se solicita la amnistía general para todos los presos políticos, y en el segundo, dirigido al presidente de la República y a los representantes de los poderes Judicial y Legislativo, se pide el restablecimiento inmediato del orden y la tranquilidad con base en el respeto irrestricto de todas las garantías constitucionales; que se ponga fin a las detenciones en masa y consignaciones ilegales de que están siendo víctimas cientos de ciudadanos; que se ponga en libertad a todos los presos políticos que hay en el país y la salida de las tropas de los centros de cultura”.
Cerca de las ocho y media de la noche, estudiantes de la UNAM y del Poli intentaron celebrar un mitin frente al Hemiciclo a Juárez. Un destacamento de granaderos se posesionó del lugar, disolvió la reunión y detuvo a varios estudiantes. Se ignora el número de detenidos.
En el auditorio de la Facultad de Ciencias, Gilberto Guevara Niebla, como vocero del CNH, negó en conferencia de prensa, que el estudiantado haya cometido actos de terrorismo.
Estudiantes universitarios, politécnicos, chapingueros y de otros centros de enseñanza, constituyeron un “Comité Estudiantil de Recepción –integrado por 24 miembros– para colaborar con el Comité Organizador de las Olimpiadas en la recepción de las delegaciones de los atletas”. El representante de ese comité declaró que esta iniciativa “pone de manifiesto que los estudiantes no se oponen a la realización de los Juegos Olímpicos y que, por el contrario, les anima el deseo de ayudar en el mejor desarrollo del evento”.

Tlatelolco, día 70

El domingo 29 de septiembre en Poza Rica, Veracruz, el joven Aristeo Herrera, “alumno de la Preparatoria de esta población, murió a consecuencia de un balazo disparado por un policía”. Los hechos ocurrieron “después de que tres policías detuvieron a un joven que repartía propaganda en favor del movimiento estudiantil de la capital de la República. Varios estudiantes, entre ellos Herrera, trataron de rescatar a aquél y uno de los policías disparó en tres ocasiones su pistola calibre 22.” El hecho “ha provocado en la ciudad una gran agitación. Varios jóvenes se reunieron en el Parque Juárez para protestar”. En Jalapa, según las declaraciones del procurador del estado de Veracruz, “es muy probable que mañana se concluya la investigación de las personas que aún se encuentran detenidas como consecuencia de la manifestación estudiantil celebrada el jueves pasado en esta ciudad, para protestar por la acción de la policía y el ejército contra los estudiantes capitalinos”.
Este día “fueron puestas en libertad 32 de las personas detenidas, entre las cuales se hallaba la directora de la Escuela Artículo Tercero Constitucional para bachilleres, y el señor Fernando Lescieur, director del periódico El Imparcial”.

Tlatelolco, día 69

El sábado 28 de septiembre el CNH comunicó: “La policía, sin ningún miramiento, ha atacado toda reunión pública que convoca el Consejo Nacional de Huelga y de esta manera ha impedido la realización de seis actos centrales y ocho manifestaciones sectoriales en distintos rumbos de la ciudad (...) Que el clima de violencia que impera actualmente en la ciudad de México se inició con la intervención militar de Ciudad Universitaria, poco después de que los estudiantes habíamos demostrado, por medio de una manifestación silenciosa, nuestra disposición para llevar nuestra lucha ordenada y pacífica (...) Que la represión está cerrando las vías democráticas de lucha y la gente se ve orillada a defenderse de la violencia policiaca (...) Que en estas condiciones en ausencia de garantías, es imposible realizar cualquier tipo de diálogo; por lo tanto, demandamos la salida inmediata de las fuerzas policiacas y militares de los planteles politécnicos y universitarios, la libertad incondicional de los detenidos y el cese absoluto de la represión, como condiciones necesarias para una rápida solución al conflicto”.
El CNH hizo algunas aclaraciones: “1) En ningún momento se ha pensado en la realización de un plebiscito entre el estudiantado para resolver si se levanta la huelga. Sólo a las asambleas generales de estudiantes corresponde decidir cuándo se volverá a clases. 2) Nunca se ha prometido que con la sola desocupación militar, se tornará a clases. Queremos reiterar nuestra disposición a no cejar en la lucha, en tanto no se solucionen los seis puntos del pliego petitorio. 3) Las condiciones para establecer el diálogo con el poder público son: a) la salida del ejército de todos los planteles de la UNAM y el IPN; b) la libertad incondicional de los detenidos víctimas de la represión, y c) el cese absoluto de las agresiones y persecuciones que están sufriendo los estudiantes por parte de los cuerpos policiacos”.
Por último, el CNH declaró que “en ningún momento hemos aceptado asistir a la Cámara de Diputados”, “¿cómo vamos a asistir a un diálogo en la Cámara, cuando de todos es sabido que existen órdenes de aprehensión contra los miembros del CNH, y cuando se están negando las mínimas garantías individuales?”
Jorge de la Vega Domínguez, director del Instituto de Estudios Políticos, Económicos y Sociales del PRI, y Andrés Caso, gerente de personal de Petróleos Mexicanos, iniciaron pláticas con varios dirigentes estudiantiles: Marcelino Perelló, Roberto Escudero, Mario Núñez, Ricardo Parra, Enrique Díaz Michel. De la Vega y Caso declararon en un escrito que “estas pláticas preliminares han tenido como objeto el más amplio cambio de impresiones sin formalidades ni limitaciones de ninguna especie y con un propósito concreto: establecer las bases para formalizar las cuestiones de interés con los dirigentes del movimiento estudiantil y nosotros en nuestra calidad de representantes del señor Presidente de la República”.
La Procuraduría del Distrito consignó ante el juez 10 en materia penal a 57 personas, de las 65 que se encuentran recluidas en dicha Procuraduría por motivos relacionados con el conflicto estudiantil. Las personas consignadas, al rendir su declaración al juez ante la presencia de parientes y amigos que asisten a las diligencias judiciales, negaron los cargos que se les imputaban.
La PGR informó que el estudiante Luis Tomás C. Cabeza de Vaca, delegado de la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo al CNH, estaba detenido y fue puesto a disposición del juez primero de distrito en materia penal. Dos días después, Cabeza de Vaca rectificó ante el juez los testimonios que había rendido a la DFS y a la PGR.
El senador Jesús Yurén, secretario general de la Federación de Trabajadores del DF, manifestó que “los problemas llamados estudiantiles han provocado frecuentemente inquietudes en todos los sindicatos obreros miembros de esa federación”. Por tal motivo, anunció la celebración de una “magna asamblea general de orientación” el domingo 6 de octubre en el auditorio de la CTM.
Un grupo de intelectuales y profesionistas manifestaron en un desplegado su apoyo al movimiento estudiantil, y demandaron al gobierno prácticamente las mismas condiciones reclamadas por el CNH para iniciar “el impostergable diálogo público entre el gobierno y los estudiantes, en torno a las seis demandas plateadas por éstos”.

Tlatelolco, día 68

Por la tarde del viernes 27 de septiembre, en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, se realizó el mitin convocado por el CNH. Ante unos cinco mil concurrentes, los oradores elogiaron al rector y dirigieron sus “ataques al gobierno y a los diputados”, quienes, se dijo, deberían renunciar “porque no los ha elegido el pueblo, sino un partido corrupto”. Todos coincidieron en que el movimiento continuaría. Exhortaron a los presentes a “redoblar y aun triplicar” su participación. Se reiteró “que el rector merece el respaldo estudiantil por su actuación, mas él no representa al movimiento, el cual por otra parte no necesita intermediarios”.
Un orador habló en nombre de los habitantes de la Unidad Nonoalco Tlatelolco para reiterar su apoyo al movimiento estudiantil. Se informó que el 2 de octubre se llevaría a cabo otro mitin en el mismo lugar.
El diputado Octavio A. Hernández renunció a la presidencia de la Comisión Especial de la Cámara de Diputados, encargada de estudiar el conflicto estudiantil y la reforma educativa. El diputado priista Víctor Manzanilla Schaffer fue nombrado para presidir la Comisión.
Luis Echeverría declaró a periodistas que la orden para la salida de las tropas de CU estaba dada. “Las tropas se retirarán en el momento en que se presente el personal que sea autorizado para recibirla”.
La Secretaría de la Defensa reiteró que la desocupación militar se realizaría “cuando las autoridades legítimas de la UNAM soliciten les sean entregadas esas instalaciones”.
Este día, según se asienta en el informe de la Femospp: “Fuera de la Casa del Lago se presentaron grupos de estudiantes preparatorianos, encabezados por los estudiantes Sergio Romero (a) El Fish y Armando Lara Monter, acompañados de unos 20 estudiantes, que dirigen las porras de dichos planteles, y estuvieron ubicando a los estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras, con el objeto de golpearlos y posteriormente entregarlos a los agentes que dijeron ser de la Policía Judicial del Distrito y quienes se encontraban alrededor de la Casa del Lago, aprox. a las 13:30 hrs. comentaron que habían detenido a un miembro del Comité de Lucha de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (quien efectivamente fue detenido como a unos 200 metros fuera de la Casa del Lago), pero que esta persona realmente no les interesaba, que lo que deseaban era detener a Perdomo, González de Alba y Escudero Castellanos, ya que ellos deberían de saber donde se encontraban sus compañeros. Se hace notar que en un restaurante que se encuentra ubicado sobre el puente del Lago, Sergio Romero se comunicó a la Judicial de Distrito, con el objeto de que le mandaran los agentes arriba mencionados, retirándose a las 15:00 hrs. aprox. y manifestaron que insistirían en localizarlos.
La DFS detuvo a Carlos Cavagne Mendoza, señalado como jefe del “comando” que quemaba motocicletas y realizaba otros actos violentos. Cavagne confesó que encabezaba una brigada y que el jefe de las mismas era un alumno de la Vocacional 7, de apellido Castillo, que usaba el seudónimo de Número 8. También detuvo a Luis Cervantes Cabeza de Vaca, dirigente de Chapingo, “quien se distinguió por su agresividad en los discursos que pronunció en diversos mítines y asambleas, significándose por sus severos ataques al Sr. Presidente”.
También fueron detenidos los integrantes de una de las llamadas “brigadas políticas” en Paraguay 4-24.

Tlatelolco, día 67

El jueves 26 de septiembre Barros Sierra dirigió a la Junta de Gobierno un comunicado en el que manifestaba su decisión de continuar sus labores como rector, como respuesta al apoyo de la comunidad universitaria: “Nuestras tareas inmediatas serán: restablecer el orden universitario y demandar al gobierno la desocupación de nuestros recintos por las fuerzas militares, para reanudar cuanto antes las labores...” El rector comentó, en conferencia de prensa, que miembros de diferentes comités de lucha de escuelas y facultades de la UNAM lo habían visitando y “le reiteraron su adhesión, se manifestaron por la unidad universitaria y expresaron su deseo de volver lo más pronto posible a la casa máxima de estudios”.
El CNH manifestó en un desplegado de prensa: “La gravedad de los últimos acontecimientos demanda una conducta totalmente firme. Las presiones externas y el lenguaje injurioso que se ha utilizado para conminar al rector de la UNAM a renunciar, constituyen un verdadero atentado contra la existencia misma de este centro de cultura (...) La aceptación de la renuncia del rector habría sido un retroceso más serio en la vida nacional que la propia ocupación material, por parte del ejército, de los edificios escolares. Afectaría no sólo las instalaciones universitarias sino la estructura orgánica misma de la UNAM, meollo de su autonomía”.
Fueron dictados autos de formal prisión a las personas detenidas durante la intervención militar en CU. “La única persona que quedó totalmente liberada fue el licenciado Jorge Tamayo López Portillo. El juez de distrito, licenciado Eduardo Ferrer McGregor, declara también libres por falta de méritos a José Luis López Rubio, Estanislao Sáinz Nevárez, Francisco Valero Recio y Rina Lazo Warren de García, de los delitos de invitación a la rebelión, sedición, daño en propiedad ajena, ataques a las vías generales de comunicación, robo y despojo”. Pero a estas personas “el juez 21 penal les decretó formal prisión, junto con otros cincuenta procesados, por delitos de orden común. Los cargos que se les hacen son los de robo, daño en propiedad ajena, lesiones contra agentes de la autoridad, resistencia de particulares cometidos por pandilla y asociación delictuosa”.
En Mérida se realizó una manifestación silenciosa, encabezada por el rector de la Universidad de Yucatán, para expresar su solidaridad con el movimiento estudiantil del Distrito Federal. La marcha se efectuó bajo vigilancia policiaca, sin que se produjeran incidentes.

En Jalapa se llevó a cabo una manifestación estudiantil en protesta “por la acción de la policía y el ejército contra los estudiantes capitalinos”. La manifestación fue disuelta “por los policías, granaderos con bombas lacrimógenas y macanas, en una acción que provocó dramáticas escenas nunca antes vistas en esta población y a consecuencia de la cual fueron detenidas muchas personas, estudiantes y transeúntes”. La acción policiaca culminó con el desalojo de estudiantes que estaban en el edificio de la facultad de Pedagogía, Filosofía y Letras de la Universidad Veracruzana, “y el cateo al dormitorio estudiantil Doctor Ernesto Che Guevara”.

Tlatelolco, día 66

El miércoles 25 de septiembre la Junta de Gobierno de la UNAM resolvió por unanimidad no aceptar la renuncia de Barros Sierra y le solicitó seguir al frente de la Universidad. Por la noche, una comisión de la Junta fue a la casa del rector para comunicarle el acuerdo.
En los círculos policiacos se dice que de ninguna manera se permitirá la realización de más mítines.
En Iztapalapa, policías dispararon contra grupos de estudiantes y gente que los apoyaba. En respuesta, los estudiantes apedrearon la delegación y golpearon a un policía.
De las cuatro y media de la tarde a las ocho de la noche, militares ocuparon los alrededores de la Diana Cazadora para impedir que se realizara un mitin estudiantil.
Policías dispersaron a chavos de la Voca 7 que intentaban celebrar un mitin en el Hemiciclo a Juárez; muchos de ellos fueron detenidos.
El Movimiento Oaxaqueño de Vanguardia protestó contra la ocupación militar y policiaca de la UNAM y del Poli. Este organismo estimó “que la represión, en cualquier época y lugar, es síntoma de enfermedad social y política, y cuando se reprime al pueblo tal vez se le venza, pero esta victoria es siempre transitoria y nefasta”.

Tlatelolco, día 65. El turno de Zacatenco

El martes 24 de septiembre, media hora después de la medianoche, unos mil soldados en 13 tanques ligeros y 30 transportes irrumpieron en Zacatenco. Junto con el ejército llegaron 59 patrullas de la policía preventiva y 150 policías judiciales. Se colocan alrededor de la Unidad. Los estudiantes se retiraron sin oponer resistencia. A las dos de la mañana algunas tropas comenzaron a salir de Zacatenco pero se quedó un número considerable de soldados, que mantuvieron acordonados los edificios principales de la Unidad.
Por la tarde, el ejército entregó al secretario general del Poli todos los edificios ocupados en Zacatenco.
Además, a las tres de la mañana, 15 carros blindados y seis transportes con 600 soldados volvieron al Casco de Santo Tomás. Junto con las tropas del ejército iban “efectivos de la policía judicial con M-1 y lanzagranadas”. Se suscitó un enfrentamiento a tiros entre la tropa y los estudiantes que permanecían parapetados “en la escuela de Ciencias Biológicas y en el edificio de departamentos de Carpio número 514”. El ejército ocupó el Casco. 400 soldados, al mando del general Gustavo Castillo, catearon todos los edificios del Casco y capturaron a decenas de estudiantes.
Según el informe de la Femospp: “De todas estas acciones, principalmente en el Casco de Santo Tomás, resultaron tres personas muertas, 32 heridos –16 de la Policía, 10 estudiantes y 6 civiles, entre éstos, dos damas, que fueron alcanzadas por proyectil de arma de fuego cuando viajaban en un camión de pasajeros–. Fueron detenidas aproximadamente 250 personas en los diferentes lugares, entre ellas, 3 mujeres, el francés Coron Giles, que dijo ser escritor y el alemán Hans George Ruprechet, que dijo ser maestro, los cuales están siendo investigados.
“Heridos durante ambas tomas: estudiantes, ocho, policías, 13; otros, once”.
Luis Cueto Ramírez, jefe de la policía, advirtió este día: “Los elementos de la Jefatura de Policía están ya armados y tienen instrucciones de actuar donde sea necesario, para evitar alborotos en la vía pública”.
Hubo un mitin en la Plaza de las Tres Culturas al que asistieron cerca de dos mil personas, entre estudiantes, vecinos de Tlatelolco y simpatizantes del movimiento. Al finalizar el mitin, los jóvenes trataron de marchar al centro, pero fueron disueltos “por descargas al aire de fusiles y gases lacrimógenos, y detenidos 60 estudiantes”.
También se realizó un acto público en la Casa del Lago y siguieron las actividades de las brigadas estudiantiles por toda la ciudad: mítines relámpago y pintas en los camiones.
La DFS informó que “a las 13:55 horas policías que bajaron de una panel, dieron de balazos a un estudiante (tres balazos)”. Se ignora si fue muerto.
En Chihuahua, los universitarios se solidarizaron con el movimiento estudiantil de la ciudad de México y acordaron realizar el jueves 26 una marcha silenciosa.
En las escuelas de la Universidad de Morelos se temía que en cualquier momento “se ordene a las tropas que desalojen a los huelguistas”.
Los estudiantes de la Universidad de Nuevo León convocaron a asamblea general para determinar el paro total de su casa de estudios.
En Oaxaca, el rector de la Benito Juárez protestó públicamente ante “las amenazas de una posible intrusión del ejército en esa casa de estudios”, y pidió a todos los estudiantes que siguieran apoyando al movimiento estudiantil.
En la Universidad de Puebla aumentó a diez el número de escuelas que se unieron al movimiento estudiantil.
Los maestros y estudiantes de la Universidad de Culiacán y de las escuelas estatales de Sinaloa acordaron otorgar su solidaridad al movimiento estudiantil, pero sin suspender las clases.

Tlatelolco, día 64. La batalla del Casco

El lunes 23 de septiembre, Barros Sierra presentó su renuncia a la Junta de Gobierno de la UNAM: “Sin necesidad de profundizar en la ciencia jurídica, es obvio que la autonomía ha sido violada (...) Me parece importante añadir que, de las ocupaciones militares de nuestros edificios y terrenos, no recibí notificación oficial alguna, ni antes ni después de que se efectuaron (...) Los problemas de los jóvenes sólo pueden resolverse por la vía de la educación, jamás por la fuerza, la violencia o la corrupción (...) Estoy siendo objeto de toda una campaña de ataques personales, de calumnias, de injurias y de difamación. Es bien cierto que hasta hoy proceden de gentes menores, sin autoridad moral; pero en México todos sabemos a qué dictados obedecen. La conclusión inescapable es que, quienes no entienden el conflicto, ni han logrado solucionarlo, decidieron a toda costa señalar supuestos culpables de lo que pasa, y entre ellos me han escogido a mí (...) Por ello es insostenible mi posición como rector, ante el enfrentamiento agresivo y abierto de un grupo gubernamental. (...) En virtud de las consideraciones anteriores, me veo en la imperiosa necesidad de presentar mi renuncia irrevocable”.
La renuncia del rector unificó a los universitarios en torno a su persona. El Sindicato de Profesores de la UNAM manifestó: “Si la Junta de Gobierno acepta la renuncia del rector Barros Sierra, los siete mil profesores dimitirán en masa”. La Asociación de Trabajadores Administrativos de la UNAM, el Colegio de Profesores de la Escuela Nacional de Economía, la Escuela Nacional Preparatoria, mil 500 empleados administrativos, los directores de facultades, escuelas e institutos, y estudiantes pidieron a la Junta de Gobierno de la UNAM que no aceptara la renuncia del rector. La mayoría coincidió en que si se aceptaba su renuncia, se estaría abdicando de la autonomía universitaria.

En la tarde se realizó una concentración de más de tres mil personas a unos metros de CU, quienes después marcharon hasta la casa del rector de la UNAM, a quien le pidieron que reconsiderara su renuncia.

El diputado Octavio A. Hernández declaró a la prensa: “Con la aprehensión de algunos cabecillas de la agitación estudiantil, la renuncia del rector y el rescate de los planteles universitarios, el problema se acerca a su fin”.

Mientras tanto, 15 facultades y escuelas de la Universidad de Nuevo León acordaron paralizar sus actividades y otras diez deliberaban en asambleas sobre la posibilidad de sumarse al paro.

Por otra parte, el edificio de la Voca 5 fue ametrallado por comandos policiacos vestidos de civil, ocasionando grandes destrozos.

En las primeras horas de la noche se inició una serie de choques violentos entre estudiantes y granaderos en el Casco de Santo Tomás, Tlatelolco y Zacatenco.

En el Casco, los estudiantes secuestraron autobuses y los colocaron en forma estratégica alrededor de las escuelas; abrieron zanjas y derribaron postes “con el fin de impedir el paso de los vehículos policiacos”. A las siete de la noche llegaron al lugar unos mil 500 granaderos en autobuses de pasajeros y de inmediato rodearon las instalaciones del Casco. Los politécnicos incendiaron los camiones con los que habían bloqueado las calles aledañas al Casco y desde las escuelas y algunas casas comenzaron a arrojar bombas molotov a los policías y a los autobuses en los que habían llegado. Los granaderos lanzaron gases lacrimógenos, pero se replegaron para evadir las bombas molotov que les lanzaban. La lucha se extendió hasta la avenida Instituto Politécnico, donde los estudiantes quemaron varios autobuses. A las once y media de la noche, “cientos de granaderos, apoyados con tiros de fusil”, tomaron todas las escuelas del Casco de Santo Tomás.

Fueron detenidos 350 estudiantes, hombres y mujeres. Todos fueron trasladados a las cárceles en autobuses de línea y en vehículos de la policía.

Mientras, en la zona de Tlatelolco hubo choques entre estudiantes y granaderos. Éstos recurrieron a las armas de fuego. Después de un intenso tiroteo tomaron la Voca 7 y detuvieron a los estudiantes que estaban en el área.

Según un volante de la Asociación de Padres de Familia de Nonoalco Tlatelolco, “el 23 de septiembre de 68 a las 23.30 horas, 9 patrullas de la policía preventiva de la ciudad de México ametrallaron por espacio de 9 minutos las instalaciones de la Voca 7, dejando un saldo de 2 estudiantes muertos y 9 heridos de bala. Las víctimas fueron sacadas del plantel por granaderos, quienes impedían la intervención de la Cruz Roja”. El documento indicaba que, hasta esos momentos, se desconocía el paradero de las víctimas. “Protestamos por el asesinato sistemático de nuestros hijos de parte del gobierno de Díaz Ordaz”, decía el volante, que finalizaba con las consignas “Muera el mal gobierno”, “Viva México”.

En Zacatenco, los estudiantes también se enfrentaron a la policía.

A continuación, reproduzco la parte del informe no censurado de la Femospp que habla de la toma del Casco de Santo Tomás:

“En la toma del IPN, destacan distintas tácticas ofensivas por parte del Estado, desde el envío de la Policía Preventiva del DDF, la intervención de grupos paramilitares y la ocupación de las instalaciones por parte del ejército. Edificios balaceados, coches ametrallados. El ejército rodea las instalaciones y abre fuego con ametralladoras. El ejército realiza detenciones ilegales. En la toma del Casco de Sto. Tomás aparece de nuevo el Batallón Olimpia. La violencia contra la comunidad politécnica fue mucho mayor a la ejercida contra los universitarios, existiendo no sólo detenciones, heridos y muertos, sino desapariciones forzadas. Además de la política de exterminio contra el grupo nacional opositor movilizado, el Estado y sus instituciones demostraron, a lo largo del conflicto, particular violencia en contra de los politécnicos, denotando, a la vez un trato represivo de tintes clasistas”.

“Conforme a reportes de la DGIPS:

“00.05.- Fue balaceada la Vocacional 5 por personas desconocidas que viajaban en 2 automóviles.

“06:45.- Un coche Opel placas 680 NT presenta 23 impactos de bala del mismo calibre, por lo que se deduce que el ataque se realizó con ametralladoras.

“Estudiantes persiguieron un Volkswagen blanco el cual identificaron como uno de los agresores (el otro coche se dijo que fue un Ford 1964 gris), y algunos fueron a sus casas por pistolas para repeler cualquier nueva agresión. Agentes del Servicio Secreto vigilan la Vocacional.

“19:35.- Siguen luchando estudiantes y granaderos en el Casco de Sto. Tomás. Los estudiantes tienen un herido. En las escuelas Wilfrido Massieu, Ciencias Biológicas, Medicina, Superior de Economía, la ESCA y las Vocacionales 3 y 6 se están empezando a hacer barricadas para defender el perímetro del Casco, y se continúa luchando contra los granaderos.

“Los granaderos se empiezan a retirar al ser rechazados con bombas molotov, cohetones, varillas, piedras y algunas armas de fuego. Hay varios detenidos.

“20:50.- Entra el ejército al Casco.

“21:10.- Policías heridos: Jorge de León Gaona en el cuello y el tórax y Pedro Badillo Martínez en el pecho.

“Se reportan 5 bajas entre granaderos y un civil, y se comenta que en el anfiteatro de Medicina Rural hay un estudiante muerto.

“Se encuentran detenidos: Alejandro Cames Sandoval, Manuel Estela Zoológico y Felipe Montes de Oca.

“23:15.- Durante los últimos minutos se han estado escuchando descargas de ametralladoras y otras armas de fuego. Se dice que el estudiante muerto en el Anfiteatro de la Escuela de Medicina Rural es Ángel Martínez Velásquez.

“La Cruz Verde ha estado recogiendo heridos, y se han estado realizando detenciones: Se recorren las calles adyacentes al IPN y a las personas que no se identifican plenamente se les detiene.

“23:35.- 36 patrullas con 5 elementos cada una llegaron por Instituto Técnico y rodearon la escuela Wilfredo Massieur.

“23:45.- Siguen disparos esporádicos de arma de fuego, aunque a veces son repetidos.

“En el hospital Rubén Leñero se encuentran graves dos estudiantes: Guillermo Stal Cepeda y Joaquín Salazar o Solar.

“Todas las escuelas del Casco de Sto. Tomás fueron tomadas y cateadas, la única zona del Casco que fue respetada por el ejército, fue el local de la FNET.

“Horas más tarde, 15 carros blindados y 6 transportes con seiscientos efectivos militares entran al Casco de Santo Tomás. Junto con las tropas del ejército van ‘efectivos de la policía judicial con M-1 y lanzagranadas’. El ejército ocupa el Casco. Cuatrocientos soldados, al mando del general Gustavo Castillo, catean todos los edificios del Casco y capturan a decenas de estudiantes que se encuentran dentro de sus instalaciones.

“En los reportes de la DFS de la toma del Casco se percibe que, a diferencia de la Toma de CU y de Chapingo en la que no hubo resistencia, la ocupación del Casco de Sto. Tomás por el ejército, fue repelida por estudiantes y maestros politécnicos. El ejército, la policía y los granaderos arremetieron con fuerza. El barrio intermedio entre la Normal Superior y las instalaciones del Casco y el barrio de Nonoalco Tlatelolco, fueron convertidos en un campo de guerra.

“En los combates del Casco se registraron numerosos heridos graves y la prensa del día siguiente reportó que se encontraron estudiantes muertos en los sótanos de Ciencias Biológicas, pero solo se dieron dos nombres: Ángel Martínez Velásquez y Luis Lorenzo Ruiz Ojeda, y nunca se volvió a mencionar y menos a investigar el caso”. Durante esos días, grupos de paramilitares tomaron la Academia de San Carlos.

“A las 14:00 hrs., llegó un grupo de granaderos a la esquina de Quito e Instituto Técnico su transporte número 810, que trató de disolver a los estudiantes con gases lacrimógenos. Se escucharon detonaciones de arma de fuego. Los estudiantes les arrojaron bombas molotov y piedras logrando que el vehículo policíaco empezara a incendiarse. De este encuentro resultó gravemente lesionado el Capitán de Granaderos Fausto Benítez Barajas, dos granaderos salieron completamente desnudos y dos estudiantes quedaron tirados en el pavimento, al parecer víctimas de impactos de arma de fuego, que fueron recogidos por una ambulancia. Momentos después se reorganizaron los estudiantes e iniciaron un nuevo ataque, haciendo huir a los granaderos sobre la Av. Instituto Politécnico Nacional, pero llegaron refuerzos y dentro del área de Zacatenco detuvieron a más de 100 estudiantes.”

“Lista de heridos el 23 de septiembre durante la toma de El Casco de Santo Tomás. Estudiantes y maestros, siete: Herminio Meza Sánchez, Guillermo Martínez, Guillermo Stal Cepeda, (grave); Gloria Tapia Valencia, Joaquín López Salazar, (grave); Antonio N, Josafat Figueroa Vargas. Granaderos, nueve: Francisco Albarrán; Laurencio Alcántara Martínez; Pedro Bobadilla Martínez; Lorenzo Díaz Miranda; Primitivo Gallardo; José Lara Guevara; Juan López Ibáñez; Norberto Reyes Mendoza; Moisés Zúñiga Torres.

“A las 17:20 hrs., quedo despejada la zona de estos disturbios. Una ambulancia recogió a Fernando Hernández Zarate, con lesiones de las que por naturaleza ponen en peligro la vida, trasladándolo al Hospital de Traumatología de la Villa. Por la noche, un grupo de estudiantes se lo llevó por la fuerza del Hospital. En forma simultánea, hubo otro encuentro entre estudiantes y policías en la Col. Industrial, habiendo resultado herido en el antebrazo derecho el estudiante Felipe Villegas García, que fue atendido en la Cruz Roja”.

Tlatelolco, día 63

El domingo 22 de septiembre a las dos de la mañana llegaron a la zona de Tlatelolco 500 soldados del 43 Batallón de Infantería y nueve unidades blindadas, al mando del coronel Javier Vásquez Falacia, con la orden de apoyar a la policía para someter a los estudiantes. Cientos de jóvenes fueron detenidos.
El redactor del documento de inteligencia militar estadunidense comentó: “El coronel Vásquez es el comandante del 43 Batallón de Infantería, con cuartel en Toluca, estado de México (parte de la 22 Zona Militar). Esto marcó la primera participación conocida de soldados de fuera del área inmediata de la ciudad de México y da una indicación de la creciente seriedad de la situación...”
Desde temprano, los agentes del Ministerio Público Federal y del fuero común, en los separos de la Procuraduría del Distrito y de la Jefatura de Policía, iniciaron los interrogatorios a 576 personas detenidas durante el zafarrancho de Tlatelolco. Se estimaba que otras 300 personas habían sido detenidas.
A las once de la mañana el ejército se retiró de la Voca 7. Una hora después, un grupo de estudiantes realizó un mitin en la Plaza de las Tres Culturas.
Mientras tanto, los estudiantes de Zacatenco organizaron la resistencia contra los granaderos y sacaron los mimeógrafos y el papel que tenían en las escuelas superiores y vocacionales.
Grupos de policías vestidos de civil ametrallaron los edificios de las preparatorias 4, 7 y 9, así como el de El Colegio de México.
Circuló una carta de protesta firmada por más de 180 periodistas, dirigida a Díaz Ordaz, al Congreso y a la Suprema Corte, en la que se asentaba: “Los que suscribimos, reporteros y redactores de los diarios de la capital (...) solicitamos:
“1. El restablecimiento del orden constitucional.
“2. El respeto absoluto a las garantías individuales, traducido en:
“a) Retiro de las tropas que ocupan Ciudad Universitaria y los planteles del Instituto Politécnico Nacional y su retorno a los sitios y funciones que señala la Constitución General de la República.
“b) Cese de los actos de represión.
“c) Respeto al derecho de reunión, asociación y expresión.
“3) Que cese la campaña de desprestigio que se ha desatado en contra de la UNAM y la elevada investidura de su rector”.
Al final señalaban: “Tenemos la convicción de que es inaplazable se profundice con serenidad en las causas que han originado el conflicto y se busque sinceramente solución política...”
En la ciudad de Oaxaca, el comandante de la 27 zona militar, general J. de Jesús Mireles Cruz, manifestó en un comunicado de prensa que “el ejército no permitirá más manifestaciones estudiantiles en esta ciudad”. Se informó que un enviado del CNH fue detenido por la policía cuando tenía una junta con los estudiantes del Tecnológico de Oaxaca.
El rector de la Universidad de Yucatán encabezó una manifestación silenciosa en protesta por la represión policiaca y contra la ocupación militar de la UNAM; se calculó la asistencia de alrededor de diez mil personas, entre estudiantes, directores de facultades y maestros.
Los estudiantes de la Universidad de Nuevo León, en apoyo de los de la ciudad de México, tomaron la Rectoría de las diez de la mañana a las ocho de la noche, y luego la devolvieron pacíficamente. Las facultades de Medicina, Ciencias Físico-Matemáticas, Arquitectura y Agronomía de la Universidad de Nuevo León seguían en paro; la Facultad de Ingeniería anunció la realización de un paro de 24 horas. Los estudiantes recorrieron la ciudad de Monterrey para informar de los últimos acontecimientos en la capital de la República y pedir a los regiomontanos apoyo al movimiento estudiantil. El Sindicato de Trabajadores de la Universidad de Nuevo León acordó en asamblea general protestar por la intervención militar en CU y exigir el inmediato retiro del ejército, la libertad de los detenidos y el establecimiento de las condiciones para el diálogo; también se solidarizaron con la petición de derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal.
La Federación Estudiantil de la Universidad Autónoma de Baja California, que aglutinaba a cuatro mil estudiantes de las escuelas profesionales y preparatorias, anunció que iniciaría, el día siguiente, la huelga general en apoyo a las demandas de los estudiantes universitarios del DF, y que se harían mítines para dar a conocer al pueblo bajacaliforniano la situación del movimiento.
Después de una reunión entre líderes estudiantiles y directores de facultades y preparatorias de la Universidad Autónoma de Morelos, se decidió continuar con la huelga e intensificar los actos de protesta. “Las brigadas estudiantiles recorren las colonias de la ciudad y pueblos vecinos en busca de apoyo a las demandas de los estudiantes de la UNAM y del Politécnico”.
Siete escuelas de la Universidad de Chihuahua seguían en huelga en solidaridad con los estudiantes de la capital de la República.
Los alumnos de la Escuela Normal Rural de Tamatán, Tamaulipas, acordaron ir a la huelga el día siguiente, en apoyo a los estudiantes de la UNAM. En cambio, los alumnos de las escuelas y facultades de la Universidad Autónoma de Tamaulipas “dieron su apoyo a la política presidencial”.

Tlatelolco, día 62. La batalla de Tlatelolco

El sábado 21 de septiembre siguieron los enfrentamientos en Zacatenco, mientras los chavos de la Voca 7 se preparaban con piedras y bombas molotov para recibir en Tlatelolco a los granaderos y los adolescentes de la prevocacional 4 y de la secundaría 83, así como los propios tlatelolcas y vecinos de otras zonas aledañas, se unían a los estudiantes de la Voca 7. Jaime Reyes García narró: “Los chavitos de secundaria, aprovechando el sábado, se integraron para pertrecharse contra los granaderos (...) Teníamos las azoteas de los edificios llenas de chavos con piedras gordas”. Los estudiantes quemaron trolebuses, patrullas y un jeep e interrumpieron el tránsito en San Juan de Letrán, para tratar de distraer a la policía, que en ese momento está atacando Zacatenco.
Jaime Reyes contó que los jóvenes “Decíamos: ‘En Zacatenco nos están golpeando, vamos a provocar situaciones para que vengan por nosotros que sí estamos preparados para enfrentarlos”. A las seis y media de la tarde llegaron a Tlatelolco los granaderos y empezó, dice García Reyes, “una de las batallas más temibles que hayamos tenido contra ellos, y con un saldo positivo para nosotros”. Granaderos, policía montada y gendarmería “bajo el mando del teniente coronel Armando Frías y del general Cueto Ramírez”, concentran su ataque sobre la Voca 7. Los estudiantes, parapetados en los edificios aledaños, atacaron a los granaderos con piedras, palos y bombas molotov, y los vecinos de Tlatelolco les aventaban “baldes de agua caliente”. Los granaderos respondieron con gases lacrimógenos y las mismas piedras arrojadas por los estudiantes.
En medio de la refriega “un militar, que andaba de civil, de apellido Urquiza, intentó llegar a su casa en Tlatelolco y vio que unos granaderos golpeaban a su madre. Sacó su pistola y mató a dos granaderos”. David Ortega relata que los estudiantes de todos los planteles de Zacatenco, al saber de los enfrentamientos en Tlatelolco, enviaron “refuerzos hacia la zona de combate. Prácticamente se divide la ciudad y se abre un campo de enfrentamiento directo. Se organizan brigadas de carros que llevan y traen a los que están golpeados, a los intoxicados con gases, y de alguna manera funcionan como retaguardia de los enfrentamientos”. La lucha se extendió hacia Peralvillo, la colonia Ex Hipódromo y Tepito. Y narra García Reyes que en Ex Hipódromo de Peralvillo, los jóvenes aventaban llantas encendidas a los policías: “A las doce de la noche no había un solo detenido, los granaderos habían agotado sus provisiones de armas, habían muerto dos de ellos, y se pusieron a disparar, a mí me consta. Ví granaderos disparando con pistola. Cuando ya estaban totalmente derrotados, llegó el ejército...”

Tlatelolco, día 61

El viernes 20 de septiembre, Barros Sierra declaró: “La ocupación militar de la Ciudad Universitaria ha sido un acto excesivo de fuerza que nuestra casa de estudios no merecía. De la misma manera que no mereció nunca el uso que quisieron hacer de ella algunos universitarios y grupos ajenos a nuestra institución (...) La atención y solución de los problemas de los jóvenes requieren comprensión antes que la violencia. Seguramente podrían haberse empleado otros medios. De las instituciones mexicanas y de nuestras leyes y tradiciones se derivan instrumentos más adecuados que la fuerza armada (...) Así como apelé a los universitarios para que se normalizara la vida de nuestra institución, hoy los exhorto a que asuman, dondequiera que se encuentren, la defensa moral de la Universidad Nacional Autónoma de México y a que no abandonen sus responsabilidades (...) La Universidad necesita, ahora más que nunca, de todos nosotros. La razón y la serenidad deben prevalecer sobre la intransigencia y la injusticia”.
Echeverría manifestó: “La fuerza pública saldrá de la Ciudad Universitaria y ésta será entregada a las autoridades universitarias inmediatamente que éstas lo soliciten”.
En la sesión de la Cámara de Diputados se produjo un violento debate en torno al conflicto estudiantil. La diputación del PAN propuso que la Cámara pidiera a Díaz Ordaz que ordenara el retiro inmediato del ejército de CU y acordara llamar al jefe del DDF y al secretario de Gobernación e invitar a los procuradores general y del Distrito y Territorios Federales, “con el objeto de que rindan un informe preciso y detallado respecto al conflicto estudiantil, sus orígenes e implicaciones”.
El diputado Octavio A. Hernández, jefe de la diputación priista del DF, asestó cargos contra las autoridades de la UNAM, pretendiendo hacerlas responsables del conflicto. Culpó directamente al rector, afirmando que éste inició “una conducta que, por lo que hace a su pasividad tiene, a mi modo de ver, mucho de criminal, y por lo que hace a sus actos, muchos matices de delito”. Para el diputado “la autonomía fundamentalmente implica libertad de cátedra”, y se pregunta “¿En algún momento el gobierno de la república, los policías, el ejército, la fuerza pública en cualquiera de sus manifestaciones ha puesto un bozal a los profesores?”
El diputado Luis M. Farías hizo declaraciones a la prensa contra el rector de la UNAM, considerándolo “impotente para resolver problemas internos de la casa de estudios”.
Entre el 20 y el 30 de septiembre aparecieron en los periódicos desplegados y cartas repudiando la ocupación militar de CU y se exigía su desocupación y la libertad de todas las personas detenidas.
La Asamblea de Intelectuales y Artistas protestó por el uso anticonstitucional del ejército, la suspensión de hecho de las garantías individuales, la cesación de la autonomía universitaria, el ejercicio de medidas represivas en sustitución del diálogo, la clausura oficial de todo proceso democrático en el país y la detención ilegal, arbitraria y totalmente anticonstitucional de cientos de personas, cuyo único delito era encontrarse en el centro de estudios en el momento que fue ocupado por el ejército.
En el mismo sentido se manifestaron el Partido Comunista Mexicano, el Sindicato de Profesores de la UNAM, la Escuela Nacional de Artes Plásticas, un grupo de profesores de la UNAM, la Asamblea de Estudiantes y Profesores de las escuelas de Ciencias Políticas y Sociales, Antropología, Arquitectura y Psicología de la Universidad Iberoamericana, la Asociación de Trabajadores Administrativos de la UNAM, la Central Nacional de Estudiantes Democráticos, el Partido Acción Nacional, el Movimiento Revolucionario del Magisterio, la Confederación de Jóvenes Mexicanos, la Asociación de Profesores de la Escuela Nacional de Economía, profesores de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, los médicos residentes e internos del Hospital General del Centro Médico Nacional del IMSS, de los hospitales General, Juárez, de la Mujer y de Maternidad Isidro Espinoza de los Reyes de la SSA, y de los hospitales de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas –que estaban en paro indefinido desde el 19 de septiembre. en apoyo al CNH–, el Círculo Nacional Obrero Campesino, y la Central Campesina Independiente.
También se publicaron en la prensa desplegados de organizaciones empresariales y del PRI apoyando la decisión del gobierno de ordenar la intervención del ejército en CU. La Cámara Nacional de la Industria de la Transformación, la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio y la Confederación de Cámaras Industriales coincidieron con los tres sectores del PRI en calificar la medida del gobierno como un acto restablecedor del orden. La Concamin manifestó que “los motines y algaradas estudiantiles han creado un ambiente de inquietud que, si se prolonga, puede obstaculizar el desarrollo económico del país, que se nutre fundamentalmente de estabilidad política, paz social y unión entre los mexicanos”. La Concanaco apoyó “esta acción de orden de un gobierno cuya principal responsabilidad y función es precisamente el mantener la paz pública en contra de cualquier interés sectario”.
Durante todo el día hubo choques violentos entre estudiantes y policías en Zacatenco, en la Voca 7, en la plaza de la Ciudadela –donde estaban las vocas 2 y 5– y en Santo Tomás.
Media hora después del mediodía, la policía irrumpió en la Unidad de Zacatenco y lanzó gases lacrimógenos a los estudiantes. Éstos respondieron con piedras y bombas molotov. Un policía fue capturado por los estudiantes y otro resultó con heridas de consideración. Entre los estudiantes había muchos heridos. En la Voca 7, los granaderos se enfrentaron con los estudiantes. Lanzaron gases lacrimógenos, de un lado, y bombas molotov, del otro. Como resultado de los enfrentamientos fueron aprehendidos aproximadamente 200 jóvenes, quienes fueron llevados a la decimotercera delegación.
En Chihuahua se celebró el Encuentro Nacional de Dirigentes Estudiantiles. Se acordó reforzar la lucha estudiantil y condenar la ocupación militar de la UNAM y exigir su retiro inmediato de esa casa de estudios.
Los representantes de las Escuelas Rurales informaron que el lunes 23 iniciarían una huelga.
En Puebla se realizó una manifestación silenciosa en protesta por la ocupación militar de CU.
Según el informe de la Femospp: El día 20, la DFS detuvo en el domicilio ubicado en Pedro Luis Ogazón número 2, colonia Vallejo, a “ocho estudiantes que estaban ‘sesionando para organizar brigadas políticas’. En ese lugar, además, estaban imprimiendo en un mimeógrafo propaganda elaborada por la Tita con ‘severos ataques al gobierno”. La casa era propiedad, según la Femospp, de Consuelo Cabrera Salazar, quien vivía allí con su hija Lucelia Mariscal Villanueva Olvera.

Tlatelolco, día 60

El jueves 19 de septiembre, veinte minutos después de la medianoche, los detenidos fueron llevados en camionetas de la policía a Lecumberri y a la Procuraduría del Distrito.
A las tres y diez de la madrugada llegaron a la Procuraduría 20 camionetas con 148 personas; las mujeres fueron concentradas en el cuadrante y los hombres, en la sala de banderas.
Al veinte para las cuatro, Fernando Ortiz, director de Averiguaciones de la Procuraduría del DF, informó que los detenidos fueron presentados por la Policía Preventiva y que por el momento no se había precisado el delito, aunque aclaró que son de los que se persiguen de oficio.
Las procuradurías General de la República y del Distrito iniciaron los interrogatorios.
Según el informe de la Femospp, “por la mañana un grupo de estudiantes trató de llegar a CU, tanto por la Av. Insurgentes como por Universidad. Esta última fue cerrada con camiones a la altura de su cruce con Miguel Ángel de Quevedo. Los estudiantes fueron replegados por la policía y se organizó un mitin relámpago en el monumento a Obregón. Hubo varios detenidos.
“El trabajador de la UNAM Víctor Rogelio Villela Gutiérrez fue trasportado al Hospital de Traumatología de Xoco, con heridas graves en la pierna, declarando el herido que fue herido en Insurgentes, probablemente a la altura del Monumento a Obregón. Varios dirigentes del CNH dijeron que al dejar un momento solo al profesor Fausto Trejo fue atacado por ‘la policía, pues recibió 8 impactos de armas de fuego, 4 en la piernas y 4 en el tórax y que su estado es grave.
“Heberto Castillo, Manuel Marcué y Eli de Gortari fueron perseguidos por distintos rumbos de la ciudad y detenidos por agentes del servicio secreto.
“Hasta las 5:30 horas del día 19, no se había logrado precisar los nombres de los líderes del movimiento que habían sido detenidos ya que las dependencias a donde fueron recluidos, continuaban elaborando sus relaciones y, en muchos casos, los detenidos proporcionaron nombres falsos. 614 detenidos estudiantes, profesores, trabajadores de la UNAM, campesinos de Topilejo y padres de familia, entre los que se encontraban Eli de Gortari, Cesar Nicolás Medina Flores (trotskista), Rina Melanie Lasso Wasen y Salomón de Swan Oliva (los dos del PC)”.
García Barragán emitió un boletín de prensa: “El Ejército actuó en la Universidad de acuerdo con las razones expuestas por la Secretaría de Gobernación...” Más tarde, en conferencia de prensa, el general dijo que “el Instituto Armado actuó en la UNAM a solicitud de la Secretaría de Gobernación y que ésta es la que debe explicar si hubo o no violación a la autonomía del Alma Mater”; los detenidos, “más de 600 personas, fueron entregadas a las autoridades policiacas”; el “Batallón Olimpia protegerá y dará amplias seguridades en las instalaciones olímpicas”, y, en tono amenazante, advirtió “que la tropa actuará enérgicamente en virtud de que ya no está en condiciones de aguantar insultos o agresiones de los estudiantes y que de éstos dependen las medidas que se adopten para que el ejército entre o no al Politécnico, en Zacatenco, al Casco de Santo Tomás o a otras escuelas que participan en el movimiento estudiantil”.
Los comités de lucha de diversas escuelas se concentraron en Zacatenco, donde hubo asambleas todo el día. Los estudiantes intensificaron las actividades de las brigadas políticas para informar sobre la invasión del ejército en la UNAM.
En la sesión de la Cámara de Diputados, Luis M. Farías, presidente de la Gran Comisión y líder de la mayoría priista, pronunció un discurso en el que justificó la intervención del ejército en la UNAM: “La medida fue necesaria (...) Ahora sólo resta que el señor rector, en vista de que no le fue posible por sus propios medios restablecer el orden, agradezca la medida adoptada por el gobierno federal y solicite del mismo le sean devueltos los edificios para destinarlos a los fines para los que fueron creados: la enseñanza y la investigación”.
El presidente de la Cámara de Diputados, José de las Fuentes Rodríguez, y el diputado Octavio A. Hernández, escupieron similares discursos.
Diversos grupos de estudiantes intentaron efectuar mítines para denunciar la intervención militar en CU, pero la policía lo impidió, lo que provocó enfrentamientos callejeros entre estudiantes y granaderos en diversos puntos de la ciudad: “En el monumento a Álvaro Obregón, la Plaza de la Ciudadela, Paseo de la Reforma y Av. Juárez, Zacatenco, Camarones y Cuitláhuac y la Colonia Industrial Vallejo”. El resultado fue de 52 estudiantes detenidos.
Por la noche, un grupo de estudiantes pretendió realizar un mitin frente a la Secretaría de Gobernación; los granaderos lo impidieron.
Más tarde, los jóvenes se reconcentraron en la Alameda, frente al Hemiciclo a Juárez, y nuevamente los granaderos los obligaron a disolverse, “utilizando esta vez gases lacrimógenos”.

Tlatelolco, día 59. La ocupación de CU

El miércoles 18 de septiembre, el CNH tenía programada una reunión a las diez de la noche en la Facultad de Medicina, pero a esa hora el ejército invadió la Ciudad Universitaria.
Había reporteros ahí, quienes informaron: “A las 22:30, el ejército ocupaba ya la explanada, el paseo de las facultades y la totalidad de las escuelas”. Los soldados desalojaron a estudiantes, padres de familia –que celebraban una asamblea en la Escuela de Economía–, maestros, funcionarios y empleados universitarios. Todos fueron llevados en vehículos militares a la explanada de la Rectoría. Los detenidos fueron obligados a colocar las manos detrás de la cabeza; a la mayoría de ellos se les ordenó tirarse pecho a tierra. Los soldados, fusil en mano y bayoneta calada, se mantenían vigilantes. La operación se llevó a cabo sin que “ninguna de las personas que se encontraban en el interior de la CU presentara resistencia”.
Al diez para las once de la noche, cinco soldados comenzaron a arriar la bandera que estaba “a media asta desde que el rector la colocó en ese sitio el pasado 29 de julio”; los detenidos se pusieron de pie, cantaron el himno y vitorearon a México y a la Universidad. Al terminar de arriar la bandera, los soldados ordenaron a los detenidos que se tendieran de nuevo en el suelo. Los soldados mostraron “a los periodistas una caja con botellas vacías de refresco con estopa en el pico, que se supone eran bombas molotov. Los periodistas no vieron ningún otro tipo de armas durante su permanencia en el recinto universitario”.
A la medianoche le ordenaron a reporteros y fotógrafos irse de la Ciudad Universitaria. Al retirarse, vieron que la UNAM estaba rodeada de soldados y, atrás de ellos, padres de familia y parientes de estudiantes y maestros, que rondaban preguntando por el paradero de éstos.
Se calcula que detuvieron a entre 600 y 700 personas. Se evalúa la participación de 10 mil soldados en la ocupación de la Ciudad Universitaria. En las instrucciones de Marcelino García Barragán se indica que el destacamento militar, denominado Restauración, formado por seis agrupamientos bajo el mando del general Crisóforo Mazón Pineda, tenía como misión ocupar la Ciudad Universitaria y capturar “a los agitadores del Comité de Huelga, que han estado tratando de subvertir el orden constitucional, poniéndolos a disposición de las autoridades civiles competentes”.
Los agrupamientos militares estaban compuestos por unidades del Batallón de Fusileros y Paracaidistas, del Batallón de Infantería, del Batallón Olimpia y secciones del Batallón de la Policía Militar. Gilberto Guevara comenta que la ocupación de Ciudad Universitaria “consistió en una operación doble; la primera acción pretendía tender un cerco desde Radio Universidad a Copilco, pero en realidad fue incompleto, porque presentó muchas dificultades cercar la zona pedregosa, donde lograron escapar muchos maestros y estudiantes; la segunda parte de la operación fue un cerco en la Facultad de Medicina, donde se reuniría el CNH, pero ocurrió que, como siempre, a todos se nos hizo tarde; la impuntualidad de sus miembros fue lo que, a la postre, ayudó para que no se capturara al CNH”.
En varios reportes militares se comunicaba a García Barragán sobre el estado en que estaban los edificios de Ciudad Universitaria, ocupados por las distintas unidades, así como del contenido de la propaganda del movimiento estudiantil encontrada. Las unidades militares que reportaron fueron las siguientes: la comandancia del 40 Batallón de Infantería informó sobre las condiciones del edificio de Rectoría, de la estatua cubierta de Miguel Alemán, la planta de la subestación eléctrica, la explanada posterior de la Rectoría y la cafetería del edificio de la Biblioteca. También reporta el número de personas detenidas: “En la propia noche del día 18 de septiembre fueron entregados a la Policía Judicial 326 personas del sexo masculino y femenino, encontradas en la Zona de Acción de esta Unidad, habiéndose recogido una Pistola Marca RUBY Calibre 38 y otra de Gas en forma de pluma fuente, cintas grabadas, fotografías y cámaras fotográficas, lámparas de alumbrado para el mismo fin, vales que amparan cantidades diferentes de dinero entregadas por el Comité de Huelga, todo lo cual y como ya se dijo en presencia de las personas detenidas fueron entregadas a la Policía Judicial”. La comandancia del segundo escuadrón Blindado informó que, como parte del agrupamiento al mando del general Hernández Toledo, se le asignó “desalojar y ocupar los Edificios de la Facultad de Medicina y el Auditorio, los cuales presentaban en todas sus partes propaganda subversiva en contra del Gobierno, chistes en contra de las autoridades (Policía y Ejército) y retratos de Che Guevara, Mao y Castro Ruz”. La comandancia del tercer Batallón de Infantería informa de la ocupación de los edificios que se encuentran en la parte posterior de la Facultad de Economía, “en los cuales se encontró una cantidad considerable de propaganda subversiva, tirada en los mimeógrafos de la misma Dirección” de Ciencias Físico-Matemáticas. La comandancia del 44 Batallón de Infantería informa de la ocupación de los siguientes edificios: Facultad de Ingeniería, División de Estudios Superiores, Centro Médico, Alberca y Campo Deportivo, Radio Universidad, Cubículos de Profesores y Jefatura del Departamento de Profesores, Imprenta, Departamento de Intendencia y Planta de Luz, la cafetería y el auditorio de la facultad de Ingeniería. El capitán primero de Infantería Jorge Tello Rangel, comandante de la primera Compañía, informó de la ocupación de los edificios de la Facultad de Economía, de la Dirección de la Facultad de Ciencias y de la Facultad de Comercio. El capitán segundo de infantería de la segunda Compañía informó de la ocupación de la Facultad de Jurisprudencia. El capitán segundo de infantería de la tercera Compañía, Jorge Bolaños González, informó de la Central Telefónica, del taller H de Arquitectura. El capitán primero de infantería Roberto López Márquez, comandante de la Compañía de Armas de Apoyo, informó de la ocupación del edificio de la Facultad de Filosofía y Letras donde, reportaba, se “encontró gran cantidad de propaganda antigobiernista y comunista pegada o pintada en puertas, ventanas, muros, paredes, escaleras y piso, con las siguientes leyendas: Lucha hasta morir, Volveré y seré millones, Che Guevara, Únete a la lucha, Ahora el fusil, Marx, Si la victoria ya está cerca”.
La Secretaría de Gobernación emitió un comunicado de prensa a las diez y media de la noche, explicando la decisión de intervenir la UNAM: “Es del dominio público que varios locales escolares (...) habían sido ocupados y usados ilegalmente, desde fines de julio último, por distintas personas, estudiantes o no, para actividades ajenas a los fines académicos (...) Las autoridades universitarias carecen de los medios materiales necesarios para restablecer el orden dentro de sus respectivos planteles y poder ejercer el derecho de regirlos sin interferencias ajenas y con plena autonomía (...) Por lo tanto, hubo necesidad de hacer uso de la fuerza pública para desalojar de los edificios universitarios a las personas que no tenían derecho a permanecer en ellos (...) así como para restablecer la autoridad interna y salvaguardar la autonomía universitaria”.
El rector Barros Sierra estaba en su casa cuando ocurrió la ocupación de la CU. Desde ahí citó a diferentes funcionarios universitarios, con quienes tuvo un cambio de impresiones la madrugada del día siguiente.

Mientras el ejército invadía, CU, de acuerdo con el informe de la Femospp, “Unidades del Ejército avanzan hacia la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo con órdenes de ocuparla. El comando se detiene en las inmediaciones de la escuela. Después de varias horas de pláticas con el secretario de Agricultura y Ganadería y el director del plantel, los estudiantes acuerdan abandonar la escuela y que la guardia forestal tome el resguardo del plantel con el fin de impedir la entrada del Ejército”.

Tlatelolco, día 58

El martes 17 de septiembre se realizaron asambleas en diversos planteles de la UNAM, en las que se acordó mantener la huelga.
Hubo una marcha en CU con el propósito de hacer patente la determinación de los estudiantes de seguir en huelga. La marcha concluyó con un mitin frente a la Rectoría. En este acto se señaló la necesidad de “continuar e intensificar las brigadas informativas, ya que constituyen el medio más eficaz de ampliar los vínculos del movimiento estudiantil con los diferentes sectores del pueblo”.
Alumnos de la Prepa 1 fueron atacados sorpresivamente por un grupo de porros del MURO y de las prepas 2 y 7.
Por la tarde fueron agredidos estudiantes de las escuelas y facultades de Economía, Derecho, Medicina, Ciencias y Artes Plásticas cuando iban a la Prepa 2. “Uno de los chavos de la Facultad de Ciencias, Hugo Alvarado Monterrubio, recibió un balazo en la pierna”.

Tlatelolco, día 57

El lunes 16 de septiembre, mientras se realiza el desfile militar, hubo asambleas en todas las escuelas superiores y facultades para desmentir el falso rumor de que las clases se reanudarían.

Tlatelolco, día 56

El domingo 15 de septiembre, por la noche, se realizaron actos de celebración de la Independencia en CU, en Zacatenco, en el Casco de Santo Tomás y en la Voca 7.
En el festejo de CU, los dirigentes del movimiento estudiantil dijeron que el CNH aceptaría el diálogo escrito, siempre que todos los documentos de él emanados fueran publicados profusamente. Además, se reconoció que se han cometido errores, que pueden ser corregidos.

Tlatelolco, día 55. Y también Canoa

El sábado 14 de septiembre, el oficial mayor de la Secretaría de Gobernación respondió al escrito del CNH (particularmente a Marcelino Perelló), que éste había dirigido a Díaz Ordaz el 10 de septiembre: “El diálogo puede legalmente realizarse en términos del propio mandato constitucional, si a las peticiones escritas y a los acuerdos, también escritos, que dicten las autoridades, se les da difusión pública”. Y concluye, refiriéndose a la celebración de los Juegos Olímpicos: “Para el caso de que su intención sea amenazar con actos que tiendan a impedirlos o estorbarlos, le reitero la decisión del Gobierno de hacer uso de los recursos legales para que puedan efectuarse normalmente los Juegos”.
Barros Sierra hace un llamado al retorno a la normalidad “en la vida de nuestra casa de estudios. Mas, para evitar graves peligros a la Universidad, ello no debe lograrse por la imposición de unos grupos sobre de otros, y menos aún con métodos violentos.
“La Universidad superará sus problemas actuales por los únicos medios que deben usarse y prevalecer en ella: la razón, el consenso de la mayoría y el respeto que nos debemos como miembros de una comunidad educativa”.
El CNH responde que: “1) Evidentemente la posición del Rector está condicionada por presiones de que ha sido objeto por parte de las Autoridades Federales. 2) Los estudiantes hemos decidido seguir en huelga hasta que sea resuelto nuestro pliego petitorio. 3) La huelga estudiantil constituye el centro de nuestro movimiento y la forma de presión más efectiva con que contamos. 4) Consideramos positivos los párrafos del llamado del Rector, en los que denuncia la intromisión de manos extrañas gobiernistas. 5) Los estudiantes universitarios denunciamos y rechazamos las presiones a las que se somete a las autoridades de nuestra máxima casa de estudios”.
Mientras tanto, lejos de la ciudad de México, cinco jóvenes empleados de la Universidad Autónoma de Puebla deciden aprovechar el puente e ir a escalar el volcán La Malinche. El mal tiempo no les permite ascender y tienen que pasar la noche en el pueblo de San Miguel Canoa, en las faldas del volcán. Por incitación del sacerdote católico del lugar, los jóvenes trabajadores son tomados por agitadores y el pueblo, convencido por el rumor de que los comunistas quieren poner una bandera rojinegra en la iglesia, los lincha.

Tlatelolco, día 54. La marcha del silencio

El viernes 13 de septiembre de 1968 tuvo lugar la más emotiva de las manifestaciones del movimiento: la marcha del silencio. Recuerdo haber estado parado en una de las aceras de Reforma, cerca de la desembocadura de la calle de Roma (donde vivíamos). Iba con mi padre y no sé si también con alguna de mis hermanas. El recuerdo que tengo es, como lo consignó Poniatowska en La noche de Tlatelolco, el sonido de los pasos de los miles de manifestantes. El sonido de las suelas de los zapatos tocando y raspando el asfalto me puso la carne de gallina y me hizo un nudo en la garganta. No sé por qué, pero ese espectáculo silencioso movía al llanto… y vi llorar a más de una de las personas que, como nosotros, atestiguaban el paso de una manifestación en la que algunos muchachos se habían tapado la boca con cinta adhesiva para no permitir que, ni por descuido, la voz se les escapara.
Recuerdo también una manta que me hizo sonreír: “Díaz Ordaz, interpreta nuestro silencio”.
Recuerdo, además, que los espectadores aplaudíamos el paso de los muchachos, pero lo hacíamos con timidez, con poca fuerza, como si el sonido de las palmadas violara la disciplina silenciosa de los manifestantes. No eran aplausos de euforia ni alegría, simplemente era algo que le debíamos ofrecer a los manifestantes.
Y recuerdo a mi padre parado junto a mí, de traje (como siempre) y con las mandíbulas apretadas con fuerza… ¿qué estaría sintiendo, qué estaría recordando?
Ese día, el CNH y la Coalición de Maestros publicaron un desplegado dirigido a la opinión pública y al Congreso de la Unión, en el que analizaron el origen de la incorporación del “delito de disolución social” en el artículo 145 del Código Penal, y su carácter anticonstitucional; señalaron que violaba los artículos 6, 7, 9 y 14 de la Constitución. Al final del documento asentaban: “Nuestro movimiento es profundamente democrático, por eso no podía faltar, como una de sus reivindicaciones esenciales, la exigencia de que se derogue el llamado delito de disolución social”.
El mismo día, 37 sacerdotes manifestaron su posición respecto al movimiento estudiantil, al señalar que “han tomado características que importan a toda la comunidad y no afectan solamente a estudiantes y maestros (...) El actual conflicto importa a todos, por los valores que en él entran en juego, personales y comunitarios. La dignidad de las personas se está viendo lesionada por la calumnia, el insulto (...) El fenómeno social manifestado por el conflicto estudiantil nos hace reflexionar sobre nuestra responsabilidad en el cambio y el desarrollo integral del país”.
Horas antes de que comience la Marcha del Silencio, muchos estudiantes empiezan a reunirse cerca del Museo Nacional de Antropología, desde donde partiría la manifestación. Cerca de las cinco y cuarto de la tarde, los contingentes ya estaban acomodados en una gran columna; los miembros del CNH y los familiares de los estudiantes muertos encabezaban la marcha, con pancartas con las imágenes de Morelos, Hidalgo, Villa y Zapata.
La marcha partió hacia el Zócalo. Durante todo el recorrido se observó “el más estricto orden y una organización perfecta”. Los estudiantes y la gente que apoyaba portaban carteles en los que se pregonaba: “Libertad a la verdad, ¡diálogo!”, “El pueblo nos sostiene, por el pueblo es que luchamos”, “Líder honesto igual a preso político”, “Luchamos por los derechos del pueblo mexicano, ¡Tierra para todos!”.
La gente, situada en las banquetas, formó “una enorme valla a lo largo de todo el recorrido de la manifestación; con sus aplausos y expresivas muestras de simpatía” alentaron a los manifestantes.
A las nueve de la noche con cinco minutos llegó el último contingente al Zócalo, después de haber transitado por Reforma, Juárez, Madero y 5 de Mayo.
La prensa calculó que fueron más de 250 mil las personas que en ese momento ocuparon la explanada de la Plaza de la Constitución.
Uno de los reportes oficiales estableció que “llegaron a la Plaza de la Constitución en número de 40,000 personas, calculándose que un 10 por ciento eran del sexo femenino, un 25 del pueblo en general, entre éstos cien taxistas con sus familias, petroleros, ferrocarrileros, campesinos de la CCI-Comunista, habitantes del poblado de Topilejo, comerciantes en pequeño, vendedores ambulantes, electricistas, padres de familia, etc., el resto lo formaban estudiantes de la UNAM, IPN, Nacional de Maestros, Chapingo, Universidad de Puebla, Veracruz, Iberoamericana. La marcha desde su inicio, se realizó en todos sus aspectos en un completo orden, mediante una atinada organización, amén de que por su carácter de silenciosa, se guardó entre los integrantes de la manifestación un absoluto silencio”.
El mitin comenzó más o menos a las ocho de la noche, con tres oradores: una mujer, un estudiante de Chihuahua y otro de la Escuela Nacional de Economía. Éste dijo: “El movimiento estudiantil ha despertado al pueblo y ahora lucha para decidir la alternativa de si debe existir o no libertad, si existe o no la justicia, si existe o no la democracia. Esta lucha ha producido cambios que son irreversibles. Cientos de miles de ciudadanos se han dado cuenta del origen de los problemas del país y se disponen a tomar el camino para aprender a resolverlos (...) Esta marcha del silencio es la respuesta a la injusticia. Pueden todavía desatar la más brutal de las represiones, pero ya no nos doblegarán; no nos pondrán de rodillas. Hemos comenzado la tarea de hacer un México justo, porque la libertad la estamos ganando todos los días”.
El estudiante de Chihuahua: “La historia nos pondrá en su sitio a cada cual. Se nos acusa de intransigentes y lo cierto es que el gobierno ha escamoteado la verdad al pueblo. El intransigente es el gobierno que pretende discutir los problemas del pueblo a espaldas del pueblo. Sabemos que tenemos responsabilidades como estudiantes (...) pero no queremos anteponer el interés mezquino de llegar a ser médicos o abogados para enriquecernos con una profesión. Nuestra primera responsabilidad es saber ser mexicanos y cumplir con la obligación de luchar al lado del pueblo. Estamos dispuestos a volver a la normalidad, sí; pero no sin democracia y sin libertad”.
Mientras el mitin transcurría en el Zócalo, en los alrededores del Museo de Antropología individuos vestidos de blanco y con metralletas dispararon contra los automóviles dejados por los manifestantes. Destruyeron los parabrisas de los automóviles con bates y varillas. “Un profesor que se hallaba en ese lugar, escuchó una orden en el sentido de que dispararan contra todo aquel que se acercara para impedir que fueran destruidos esos vehículos”, señala el informe de la Femospp.
Cuando los manifestantes regresaron al lugar donde habían dejado sus vehículos, los encontraron balaceados, golpeados, con las llantas desinfladas. El consenso general en ese momento fue que había sido labor de agentes del gobierno, como los que antes habían repartido contrapropaganda; posiblemente militares vestidos de civil o miembros del MURO. O pudo haber sido una de las primeras operaciones de Los Halcones.
Los daños ocasionados a 123 vehículos fueron valuados en más de 300 mil pesos, sin contar nueve vehículos más que de plano desaparecieron.
Guevara Niebla comenta que la manifestación del silencio “reveló la fuerza interior del movimiento. Esta manifestación clausuró cualquier tipo de juego que no fuera la represión (...) El movimiento se vio entrampado y más lejana la solución negociada con las autoridades, que veían amenazado el principio de autoridad y en peligro la imagen del presidente”.

Tlatelolco, día 53

El jueves 12 de septiembre de 1968, la Secretaría de la Presidencia respondió al CNH en carta dirigida a Marcelino Perelló: “En atención a su instancia de 10 de los corrientes, recibida en la Oficialía de Partes de esta Secretaría, por acuerdo superior hago de su conocimiento que en esta misma fecha fue turnada a la Secretaría de Gobernación para los efectos de los artículos 90 y 92 correspondientes”.
El gobierno aplica este día un método que sólo se empleó una vez: a lo largo del día, helicópteros sobrevolaron la ciudad y dejaron caer volantes firmados por supuestas Uniones y Sociedades de Padres de Familia de la UNAM y del IPN, en los que se recomendaba a los padres de familia que impidieran que sus hijos participaran en la manifestación del silencio, porque serían “enfrentados con el ejército”.

Tlatelolco, día 52

El miércoles 11 de septiembre de 1968, y en atención al llamado del CNH para revitalizar el movimiento, alumnos de la Escuela Nacional de Medicina Veterinaria y de las facultades de Ingeniería y Odontología acordaron organizar seminarios políticos para que los estudiantes regresen a los planteles, “aunque no para retornar a clase, como lo pidió el rector Barros Sierra”, sino para poder dinamizar el movimiento mediante la politización sistemática.
Por la mañana se realizó un mitin en la explanada de la Rectoría, al que asistieron alrededor de ocho mil estudiantes.
En la tarde se realizó otro en el Casco de Santo Tomás, con más de cuatro mil asistentes entre estudiantes y trabajadores. En este último acto, los oradores insistieron en que la solución del conflicto requiere el diálogo público a fin de que el pueblo conozca lo que se discute, pues, se dice, éste ya está cansado de la demagogia oficial y de la mentira.

Tlatelolco, cualquiera de esos días





Agosto y septiembre de 1968 fueron los de mayor represión callejera contra los estudiantes. El primero que me habló de esta serie de fotografías fue Humberto Musacchio, hará cosa de veinte años, pero sólo hasta el advenimiento de internet pude hallarlas. Posiblemente fueron tomadas por alguno de los hermanos Mayo en esos días agitados. Un estudiante, que se aprecia muy joven, es agredido con saña por soldados y policías. Lo tiran, lo golpean, lo intimidan y al final lo mandan al hospital... y el chavo jamás soltó sus libros. El simbolismo de la segunda imagen (un adolescente tratando de esquivar un bayonetazo con libros) es impecable.

Tlatelolco, día 51

El martes 10 de septiembre de 1968, el CNH dirigió una carta a Díaz Ordaz en la que solicita, con base en el artículo 8 constitucional, “la realización de un diálogo público, que lleve a la solución definitiva del conflicto que nuestro pliego petitorio y la huelga nacional estudiantil con que lo respaldamos, ha planteado”. En el segundo párrafo de la carta se indica “que el compromiso contraído por nuestra patria al organizar los XIX Juegos Olímpicos nos obliga a ambas partes a acelerar la resolución definitiva del problema para poder llevar a cabo con el éxito que todos esperamos el evento deportivo y cultural más importante del mundo”. La carta estaba firmada por Marcelino Perelló Valls a nombre del CNH.
El CNH informó al pueblo de México de las respuestas obtenidas de las distintas dependencias gubernamentales a su documento del 4 de septiembre. En todas ellas “coinciden en ignorar nuestra petición de diálogo público”. Agregó que envió un oficio al presidente, en el que reitera su petición de diálogo público. Por último, invita a participar en la Gran Manifestación Silenciosa, “con la cual demostraremos el repudio general a la injusticia y a la falta de libertades democráticas”.
El CNH declaró en conferencia de prensa que los estudiantes rechazaban el llamado a clases del rector. Se comentaba que “si las autoridades no aceptan el diálogo público, la respuesta será una represión masiva para descabezar el movimiento, debido a la cercanía de la celebración de las Olimpiadas”.
El Comité Coordinador de Huelga de la UNAM manifestó en boletín de prensa: “El Llamado a los Universitarios que hizo el rector Barros Sierra, muestra que evidentemente la posición del rector está condicionada por presiones de que ha sido objeto por parte de las autoridades federales (...) los estudiantes hemos decidido seguir en huelga hasta que sea resuelto nuestro pliego petitorio (...) la huelga estudiantil constituye el centro de nuestro movimiento y la forma de presión más efectiva con que contamos...”
La Coalición de Maestros emitió un comunicado en los siguientes términos: “Coincidimos con la preocupación y proposición de la Rectoría de la UNAM de la necesidad de volver a los cauces normales dentro de la vida institucional. Pero consideramos que la forma más rápida, más digna, cívica y moral del retorno a dichos cauces reside en la solución inmediata y total del pliego petitorio a través del diálogo público”.
Por su parte, el Senado dio su apoyo incondicional a Díaz Ordaz para que disponga, cuando sea preciso, del ejército, la aviación y la marina en “defensa de la seguridad interna y externa de México”.

Tlatelolco, día 50

El lunes 9 de septiembre de 1968, el rector Barros Sierra manifestó en un desplegado de prensa que “es necesario y urgente el retorno a la normalidad en la vida universitaria, lo que requiere la presencia activa de toda la comunidad”.

Tlatelolco, día 49

El domingo 8 de septiembre de 1968, el CNH declaró, en conferencia de prensa, que el gobierno federal no había contestado si aceptaba o no el diálogo público que los estudiantes le habían propuesto en el documento del 4 de septiembre. Manifestó que a pesar de “que el Poder Ejecutivo ya había nombrado sus representantes para el diálogo (a finales de agosto), la Presidencia de la República turnó el asunto a diversas dependencias, las cuales han contestado proponiendo soluciones parciales, burocráticas y legalistas”.
El CNH pidió “al Poder Ejecutivo se pronuncie respecto si acepta o no el diálogo público. En caso de que la respuesta sea negativa, que dé a conocer públicamente las proposiciones que ofrece”.
El MURO y la Coalición de Organizaciones para la Defensa de los Valores Nacionales realizaron una marcha de la Basílica de Guadalupe (obvio) a la Plaza México. En el acto participó un centenar de personas entre estudiantes, boy scouts y algunos campesinos, quienes llevaban mantas con lemas anticomunistas y carteles que decían: “¡Viva Cristo Rey!”, “¡Patria sí, comunismo no!” Los oradores en el mitin fueron Mauricio Gómez Mayorga y Javier Covarrubias.

Tlatelolco, día 48

El sábado 7 de septiembre de 1968, la Secretaría de la Presidencia, en carta firmada por el oficial mayor, Juan José Domene, hizo saber al CNH que recibió el documento de fecha 4 de septiembre, y que lo depositó el día 6 en la Oficialía de Partes y lo turnó, también, a las dependencias gubernamentales, “por contener asuntos de su respectiva incumbencia”.
Cada una respondió a su conveniencia: Gobernación citó el artículo octavo constitucional, que establece el derecho de petición y la forma escrita como sistema de relación entre los ciudadanos y las autoridades. Dijo que la libertad de las personas que “llaman ‘presos políticos’ deberá tratarse ante las autoridades judiciales competentes”, porque “el Poder Ejecutivo no tiene facultades para modificar las resoluciones de carácter judicial”; la solicitud de derogación del artículo 145 le corresponde al H. Congreso de la Unión y no al Ejecutivo; los otros puntos del pliego petitorio no son competencia de la Secretaría de Gobernación.
El DDF respondió citando también el artículo octavo constitucional, y sólo abordó los puntos del pliego petitorio que consideró de su competencia: rechazó la demanda de desaparición del Cuerpo de Granaderos y manifestó que las autoridades están dispuestas a realizar las investigaciones correspondientes para deslindar responsabilidades en los casos del jefe y subjefe de la Policía Preventiva del DF y de otros funcionarios, así como de “tratar la posible indemnización a víctimas de los recientes trastornos del orden público, siempre que se presenten los directamente interesados, que se aporten pruebas”, entre otras condiciones. Por último se indicó que las oficinas del DDF estarían abiertas para “atender cualquier gestión posterior”.
La Procuraduría respondió “que toda persona o personas que tengan legítimo interés serán atendidas el día que lo soliciten”.
En el mismo tono, la Procuraduría del Distrito acusó recibo del escrito del CNH y contestó “que en observancia al acuerdo del C. Presidente de la República, en esta dependencia serán escuchadas las personas que con interés legítimo (...) manifiesten expresamente su deseo de que se examine la situación legal”.
En la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, se celebró un mitin convocado por el CNH. Se calculó la asistencia de 25 mil personas. Los oradores, representantes de los estudiantes y maestros, consideraron “insatisfactoria la respuesta del gobierno federal a su solicitud para efectuar un diálogo público y encontrar solución al conflicto estudiantil”.
En Culiacán se realizó una manifestación estudiantil en apoyo al movimiento capitalino, a la que asistieron los estudiantes en huelga de esa entidad. El Tecnológico Regional de Sinaloa anunció que entraría en huelga el 9 de septiembre en solidaridad con el resto de los estudiantes.

Tlatelolco, día 47

El viernes 6 de septiembre de 1968, los estudiantes formaron las “brigadas políticas relámpago”: hacían mítines y colectas y dialogaban con la gente.
Se intensificaron la represión y los secuestros de estudiantes que participaban en las brigadas políticas.
“En Azcapotzalco, una camioneta del Jardín Botánico, en la que se transportaba una brigada política de la Facultad de Ciencias de la UNAM, fue atacada a tiros por un grupo de desconocidos que viajaban en un automóvil sin placas; en Buenavista fueron secuestrados tres estudiantes por la policía; un estudiante de derecho fue golpeado por desconocidos cuando repartía propaganda a los taxistas en Insurgentes; una brigada de estudiantes de físico-matemáticas del IPN fue disuelta por granaderos cuando celebraba un mitin en el mercado Morelos; la PGR consignó a grupos de estudiantes del Politécnico y Chapingo”.
El CNH informó que el pueblo de Topilejo, reunido en asamblea general, acordó apoyar al movimiento estudiantil y constituir un comité de ayuda permanente. Los estudiantes de la UNAM, Chapingo y del Poli acordaron dar asistencia técnica, escolar, médica y material a los habitantes de Topilejo.

Tlatelolco, día 46

El jueves 5 de septiembre de 1968, el CNH informó, en un comunicado de prensa, sobre las actividades que realizaban las brigadas políticas, las cuales, dice, ponen énfasis en la recolección de firmas de apoyo a la derogación del artículo 145 del Código Penal.
El Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM) dijo, en boletín de prensa, que es “urgente que el gobierno fije la fecha, el lugar y la hora para iniciar el diálogo público con los estudiantes sobre la base de retirar toda presión policiaca y militar”.
Las escuelas de las ciudades de Jalapa, Veracruz, Córdoba, Coatzacoalcos y Minatitlán están en huelga.
La Universidad de Morelos y todas sus prepas están en huelga.
Los estudiantes de la Universidad Autónoma de Sinaloa inician la huelga y el paro de labores en solidaridad con el movimiento estudiantil del DF y su pliego petitorio; el gobierno de Sinaloa corta el subsidio a la Universidad.

Tlatelolco, día 45

El miércoles 4 de septiembre de 1968, el CNH dirigió un comunicado al pueblo de México: “A pesar de que el Poder Ejecutivo, a través del secretario de Gobernación, se dio por enterado de nuestra petición de diálogo por medio de su alocución el día 22 de agosto, nuestra proposición ha quedado en el vacío y las condiciones específicas del diálogo no han sido fijadas”.
Con el propósito de avanzar, el CNH propuso que el diálogo:
1) Se basara en el pliego petitorio.
2) Se desarrollara exclusivamente entre los representantes del Poder Ejecutivo y los del CNH.
3) Se iniciara en la Unidad de Congresos del Centro Médico del IMSS el lunes 9 de septiembre a las cinco de la tarde.
4) Se efectuara ante la presencia del CNH en pleno, la Coalición de Profesores de Enseñanza Media y Superior Pro Libertades Democráticas, la prensa nacional e internacional y los asesores que ambas partes consideraran pertinentes.
5) Fuera transmitido por radio nacional y Telesistema Mexicano.
Si esta proposición no le agradaba al Poder Ejecutivo, el CNH asentaba estar dispuesto a discutir otras propuestas.
Este comunicado del CNH fue cursado oficialmente a la Presidencia, a Gobernación, a la PGR, a la Procuraduría del Distrito, al Congreso de la Unión y al DDF.
La Coalición de Profesores de Enseñanza Media y Superior Pro Libertades Democráticas publicó un documento donde analizó los planteamientos vertidos en el cuarto informe presidencial; se “revela toda la decisión de establecer la línea dura del régimen político”. En el documento destacaron tres puntos:
1) La afirmación de “que sí existen presos políticos y que no es válida la definición (del presidente) de que ‘preso político’ es quien está privado de la libertad exclusivamente por sus ideas políticas, sin haber cometido delito alguno”. Para la Coalición “preso político es aquella persona que esté privada de su libertad por sustentar ideas políticas contrarias al régimen y actuar en consecuencia, pero a la que, en virtud de que esto no puede perseguirse constitucionalmente, y para satisfacer el procedimiento judicial, en realidad ilegal, se le acusa formal pero ficticiamente de delitos políticos y comunes”.
2) En contra de la intención del Presidente de falsear lo que el movimiento pretende al pedir la derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal, la coalición asentó: “En realidad nunca se ha tratado de descuidar los peligros de invasión o de desintegración del territorio nacional (...) De lo que siempre se ha tratado es de eliminar el instrumento de dominación y aniquilación internas de la democracia, contra la cual es utilizada la ampliación que del artículo 145 se hizo en 1950 bajo el régimen del presidente Alemán”.
3) La censura a las evasivas del Presidente en relación con las causas que generaron el conflicto: “Como en múltiples ocasiones a través de nuestra historia, nuevamente se llega a señalar, como factor determinante de los desequilibrios y contradicciones, a las deficiencias de la educación, evadiendo el hecho profundo de fallas en el sistema económico, político y social, que producen los grandes desequilibrios e injusticias sociales (...) De ninguna manera es aceptable que el origen profundo del conflicto sean las fallas del sistema educacional, ya que éstas son una de las consecuencias del sistema mismo, y si se quieren transformar, hay igualmente que considerar las interrelaciones de los factores del sistema en su totalidad. Reformar sólo al sistema administrativo y reformas educativas abstractas son estériles”.
Se informa que el secretario de Educación, Agustín Yáñez, se reuniría este miércoles con el Consejo Nacional Técnico de Educación y con los directores generales de los distintos niveles de enseñanza, para analizar los puntos doctrinarios en que se podría sustentar la reforma educativa que propuso Díaz Ordaz en su informe.
Estudiantes de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Monterrey decretan un paro de 48 horas; la Normal de Matamoros está en huelga indefinida. El Instituto Tecnológico de Coahuila propone la iniciación del curso escolar hasta el 23 de septiembre; las autoridades de los planteles de enseñanza media y superior de Guerrero posponen la iniciación de labores; los estudiantes de Culiacán apoyan el movimiento sin ir al paro; los alumnos de Puebla continúan en huelga; la Facultad de Periodismo de la Universidad Veracruzana mantiene el paro. Todo, en apoyo al movimiento estudiantil.